El campeón del mundo se presentará el 19 de junio en Yakarta y hubo más de 500 mil personas pujando por un ticket
Lionel Messi (10), de Argentina, celebra con sus compañeros de la selección albiceleste, después de anotar el segundo gol de su equipo en contra de Panamá, durante el partido amistoso, en Buenos Aires, Argentina, el jueves 23 de marzo de 2023. (AP Foto/Gustavo Garello)
Argentina visitará Indonesia para disputar un amistoso contra la selección local en el marco de la fecha FIFA y esto ha revolucionado al país asiático ante la oportunidad de ver en su tierra a varios de los mejores futbolistas del mundo. Por eso, la demanda hizo agotar las entradas en apenas 5 minutos.
Mediante una modalidad web, este martes se lanzaron a la venta 77 mil localidades y en poco tiempo se anunció que todas habían sido repartidas entre los usuarios. Así, el Estadio Gelora Bung Karno se verá colmado para la presentación del campeón del mundo que por primera vez desde que se consagró en Qatar jugará fuera del territorio argentino.
El viaje del combinado de Lionel Scaloni forma parte de una gira asiática que también incluye una escala el 15 de junio en Pekín para un amistoso contra Australia.
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Penjualan tiket publik FIFA Match Day: Indonesia vs Argentina di hari pertama telah terpesan dalam waktu 5 menit. Terima kasih banyak atas antusiasnya, sobat Garuda.
unque el fútbol es un deporte muy popular en este país de 270 millones de habitantes, a Indonesia le ha costado hacerse un lugar en el panorama internacional desde su única participación en la Copa Mundial, en 1938, cuando formaba parte de las Indias Orientales Holandesas. Por eso, sus habitantes suelen simpatizar por otras selecciones, como por ejemplo la de Argentina.
“Es un gran impulso para que el fútbol indonesio mantenga su resurgimiento”, declaró Erick Thohir, jefe de la Asociación Indonesia de Fútbol (PSSI), en una rueda de prensa hace algunas semanas. El antiguo propietario del Inter de Milán se mostró entusiasmado por la posibilidad de que Lionel Messi sea parte del encuentro.
Si bien aún se desconoce el equipo que planteará el entrenador, la Albiceleste viaja con lo mejor que tiene en lo que será el primer paso de un largo camino que buscará la conquista del Mundial 2026. En estos amistoso están la mayoría de los jugadores que se consagraron en Qatar, con las salvedades de Alejandro Papu Gómez y Franco Armani.
Pero además hay nuevas caras, como la de Alejandro Garnacho, Facundo Buonanotte, Walter Benítez, Leonardo Balerdi y Giovanni Simeone; además de los regresos de Giovani Lo Celso y Nicolás González, ausentes en la gran cita de noviembre por lesión.
La lista completa:
ARQUEROS: Emiliano Martínez (Aston Villa), Gerónimo Rulli (Villarreal) y Walter Benítez (PSV Eindhoven).
DEFENSORES: Nahuel Molina (Atlético Madrid), Gonzalo Montiel (Sevilla), Germán Pezzella (Betis), Cristian Romero (Tottenham), Leonardo Balerdi (Olympique de Marsella), Nicolás Otamendi (Benfica), Facundo Medina (Lens), Nicolás Tagliafico (Olympique de Lyon) y Marcos Acuña (Sevilla).
MEDIOCAMPISTAS: Leandro Paredes (Juventus), Enzo Fernández (Chelsea), Guido Rodríguez (Betis), Rodrigo De Paul (Atlético Madrid), Exequiel Palacios (Bayer Leverkusen), Alexis Mac Allister (Brighton), Thiago Almada (Atlanta United), Giovani Lo Celso (Villarreal), Facundo Buonanotte (Brighton) y Lucas Ocampos (Sevilla).
DELANTEROS: Ángel Di María (Juventus), Lionel Messi (PSG), Julián Álvarez (Manchester City), Giovanni Simeone (Napoli), Alejandro Garnacho (Manchester City) y Nicolás González (Fiorentina).
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Comía 35 kg de carne y 400 huevos al mes hasta que su salud lo frenó
Flex Wheeler es considerado el último gran culturista clásico y logró ganar el Arnold Classic, pero una enfermedad renal hereditaria lo llevó a un trasplante y luego le amputaron una pierna. Pese a todo, hoy, a los 59 años, sigue entrenándose
California, agosto de 1965. El sol ardía como una soplete sobre los suburbios donde creció un niño delgado, inquieto y obsesionado con el movimiento. No era aún Flex Wheeler, ni el Sultán de la Simetría, ni el mito musculoso que desafiaría a titanes como Ronnie Coleman o Dorian Yates. Era solo Kenneth Wheeler, un muchacho que ya tenía la fuerza tatuada en el alma antes de desarrollarla en los músculos.
Antes del hierro, hubo patadas giratorias. Su primer amor fue el Taekwondo, y lo practicó con una disciplina monástica. Lo físico, lo técnico, lo mental: todo lo que exige un arte marcial caló hondo en su temperamento. El equilibrio y el control del cuerpo se convertirían en una obsesión. No era aún un culturista, pero ya era un guerrero.
Entró en el mundo del fisiculturismo en los años ochenta, cuando las leyendas aún se esculpían a base de sudor y espejo. Y allí, bajo la luz blanca de los gimnasios californianos, comenzó la metamorfosis. Su cuerpo —al principio común, funcional, nada deslumbrante— empezó a responder. Lo que otros tardaban años en construir, a él le brotaba como si su ADN estuviera diseñado para la hipertrofia. Flex lo entendió rápido: tenía un don.
Su presencia en el escenario era un acto de precisión visual. Como si cada músculo, cada línea, cada volumen, hubiera sido moldeado por un escultor invisible. Simetría, proporción, elegancia en el volumen. Flex no era el más gigantesco, pero era el más armonioso. Le llamaban “El Sultán de la Simetría”, y no había quién le disputara ese trono.
En 1993, llegó su coronación: ganó el Arnold Classic, una de las competiciones más prestigiosas del circuito. El mundo del culturismo se rindió ante su talento. En ese podio, entre focos, flashes y bronceadores, el niño de California se consagraba como uno de los cuerpos más perfectos que había pisado una tarima.
En 2003, el trasplante. Un nuevo riñón, una nueva oportunidad. Un órgano para seguir adelante, aunque con restricciones, aunque con miedo. Nadie lo dijo en voz alta, pero todos sabían: la carrera no podía seguir igual.
Lo más duro no fue la pérdida del físico. Lo más cruel fue lo que vino después. Año 2019.Veinte años después del primer diagnóstico. El cuerpo había resistido más de lo que cualquiera hubiera apostado. Pero las complicaciones circulatorias fueron el final de una larga pelea. Hubo que amputar. La pierna derecha. No un dedo, no un músculo. Una pierna entera.
Flex Wheeler, el escultor de su propia anatomía, había perdido una parte esencial de sí mismo.
El hombre que una vez había desafiado a los dioses del músculo, ahora caminaba con muletas. Se detenía ante las escaleras, mirándolas como enemigos. En una entrevista, su voz se quebró:
—No soy el hombre que era antes. Me siento medio hombre. Solo tengo pensamientos negativos y no puedo parar de llorar.
59 años. Para Flex Wheeler, es la edad de la resistencia. No la resistencia del músculo —esa quedó atrás—, sino la más feroz de todas: la del espíritu.
Su cuerpo, el que alguna vez definió los límites de la perfección humana sobre una tarima, ya no es el mismo. Y sin embargo, ahí está: cada mañana, o cada tarde, entrando a un gimnasio.
No para competir. Para mantenerse. Para sentirse vivo.
El Flex actual no busca volumen, ni simetría, ni siquiera marcas. Busca seguir moviéndose, sostener su identidad a través del ejercicio. Entrena “si la salud se lo permite”. Algunas semanas puede. Otras, no. Pero siempre lo intenta.
FC Barcelona venció 4-3 a Real Madrid en un partido digno de llamarse ‘clásico’, que dejó claras las muchas alternativas ofensivas de uno vs la de otro y que encumbró a Mbappé, Raphinha, Yamal y todas las estrellas, en un partidazo.
Arranque trepidante del clásico
Empezaba con polémica, como no podía ser de otra manera, y un penalti a los 4 minutos. Parecía adelantado Mbappé, pero pesó más la falta, que sí era, y caía Sczeczny muy temprano.
Nueva polémica y nuevo gol. Gritaba todo Barcelona cuando perdía el duelo Yamal con Valverde y de ahí salía el ataque letal, el pase profundo de Vinicius a Mbappé que resolvió el francés a campo abierto. A los 14 se apuntó el doblete.
Apareció Courtois en su primera atajada estelar, el remate de Yamal que a los 16 salvó desviando por arriba.
Salvó Valverde a los 17 cuando Raphinha por poco cobra el error de Vásquez y otra vez Courtois le negó a Martín el que iba ser un golazo y era el anticipo del descuento.
,La aparición de Eric García en el tiro de esquina y el gol de cabeza que a todos los de blanco superó, era el 2-1 parcial y el anuncio de lo que vendría.
Ya todos saben lo que es este Barcelona con sangre en el ojo, lo que su demoledor ataque. Pero por las dudas, Lamine Yamal aparecía en toda su dimensión para el 2-2
Y es que no hay show completo en la casa catalana si no está Raphinha y por eso tenía que aparecer él, coronando los 25 minutos infernales de un Madrid achicado por su oponente, que ahora ganaba 4-2.