En 2024, las principales aerolíneas de Estados Unidos ingresaron más de 7.270 millones de dólares por concepto de equipaje documentado, marcando un nuevo récord en la industria del transporte aéreo. Así lo revelan los últimos datos de la Bureau of Transportation Statistics, actualizados el pasado 6 de mayo.

La cifra supera los 7.070 millones obtenidos en 2023 y los 6.700 millones de 2022, confirmando una tendencia al alza en el cobro por maletas que ha venido consolidándose tras el desplome provocado por la pandemia. En 2020, el total ingresado por este concepto se redujo a 2.840 millones de dólares, un colapso frente a los 5.760 millones obtenidos en 2019.
Las compañías han justificado estos cambios por el aumento de los costos operativos, entre ellos los precios del combustible y los incrementos salariales. A medida que las tarifas base se han mantenido competitivas, el cobro por servicios adicionales como el equipaje se ha convertido en una fuente clave de ingresos.
Uno de los movimientos más simbólicos lo protagonizó Southwest Airlines, al anunciar que comenzará a cobrar 35 dólares por la primera maleta documentada. La decisión rompe con una tradición de más de medio siglo en la que solo se cobraba a partir del tercer equipaje, una política distintiva dentro de la industria.
Según informó CBS News, la aerolínea proyecta que la nueva tarifa generará ingresos anuales por 1.500 millones de dólares. Esta decisión se produce en un contexto de presión por parte de inversionistas activistas, que han demandado una mejora en el rendimiento financiero de la compañía.
Southwest no es la única en redefinir sus estrategias tarifarias. El cambio refleja una tendencia general en la industria, donde el equipaje ya no se considera un servicio incluido, sino una fuente directa de monetización.
Otra compañía que ha modificado drásticamente su estructura de cobros es JetBlue, que implementó un sistema de precios variables similar al modelo de Uber. Bajo esta modalidad, el costo por documentar una maleta fluctúa dependiendo del periodo del año y la demanda, haciendo más caro viajar durante temporadas altas.
La decisión apunta a maximizar ingresos en momentos de mayor flujo de pasajeros, replicando esquemas típicos de plataformas digitales de movilidad. Esta política marca un precedente dentro del sector aéreo estadounidense, al trasladar al usuario la carga de la demanda estacional.
JetBlue, junto con otras compañías como Spirit, Frontier y Sun Country, ha buscado con estas medidas mantener tarifas competitivas a simple vista, desplazando los costos hacia servicios complementarios.