A través de X, el CEO de Tesla pronostica que este desarrollo cambiará el rumbo del campo laboral y de las industrias
Elon Musk vuelve a captar la atención en las redes sociales con nuevas declaraciones sobre Optimus, el robot humanoide desarrollado por Tesla. En su cuenta de X, la red social anteriormente conocida como Twitter, el magnate anunció que el uso de estos robots para uso interno de la compañía comenzará el próximo año.
Además, vaticinó que, “con suerte”, la producción a mayor escala para otras empresas podría iniciarse en 2026. Este anuncio ha generado un torbellino de reacciones y especulaciones sobre el futuro de esta innovadora tecnología.
Esta no es la primera vez que Musk realiza afirmaciones ambiciosas sobre el potencial de Optimus. En junio, mencionó que algunas unidades ya están operando de forma autónoma en una de las fábricas de Tesla, aunque el despliegue completo de la Generación 2 de Optimus estaba inicialmente previsto para finales de 2025.
Musk resguarda su visión de un mundo donde su robot sea usado en muchas fábricas. (Foto: REUTERS/Gonzalo Fuentes/File Photo)
Sin embargo, Musk añadió recientemente que es probable que las “tareas útiles” del robot en las fábricas de Tesla se retrasen un poco más de lo esperado, lo que ha generado interrogantes entre los seguidores de Tesla.
Optimus surgió de la visión de Musk de un futuro impulsado por la inteligencia artificial y la automatización avanzada. El robot, presentado por primera vez en 2021 bajo el nombre de Tesla Bot, está destinado a desempeñar labores repetitivas, peligrosas o tediosas, que actualmente dependen de la intervención humana.
Según Musk, los cronogramas establecidos para estos proyectos son “sólo conjeturas”. Esto deja claro que tanto los plazos como las funciones específicas de Optimus pueden ser flexibles y susceptibles a cambios.
El lanzamiento en fábricas de Tesla ha tenido varios retrasos. (Foto: REUTERS/Aly Song/File Photo)
Actualmente, Musk no ha detallado concretamente en qué áreas o tareas específicas trabajarán estos robots, aunque se especula que podrían implicar desde la construcción de vehículos hasta la realización de tareas de mantenimiento y logística en las fábricas.
Cómo Elon Musk quiere expandir el poder de Tesla
El desarrollo de Optimus se enmarca en una visión más amplia de Tesla de convertirse en una compañía cuyo valor ascienda a los 30 billones de dólares, en gran parte gracias a la implementación y expansión de la robótica avanzada.
La reconfiguración de la fuerza laboral y la integración de estos robots humanoides representan un cambio significativo en cómo se pueden concebir las fábricas y la producción industrial del futuro.
La visión que Musk tiene para Optimus y su impacto potencial en la industria no es nueva. Desde el lanzamiento inicial de Tesla Bot, Musk ha estado vocalizando su creencia en un futuro donde los robots humanoides puedan remplazar a los humanos en tareas peligrosas o aburridas.
La promesa no es solo aumentar la eficiencia, sino también, mejorar las condiciones de trabajo al reducir la exposición de los trabajadores a entornos peligrosos.
Qué pasa si los robots reemplazan el trabajo humano
La idea de robots que suplan tareas humanas no es nueva.
Este planteamiento ha sido recibido con una mezcla de entusiasmo y escepticismo, reflejando tanto la fascinación por lo que la tecnología puede lograr como las dudas sobre la viabilidad y el impacto social de tales avances.
Para las empresas, la perspectiva de adoptar robots como Optimus en sus operaciones puede ser tanto una oportunidad como un desafío. La introducción de estos en la cadena de producción podría implicar una fuerte inversión inicial, pero también podría llevar a una reducción significativa en los costos operativos a largo plazo.
Además, la posibilidad de tener robots que puedan trabajar sin descanso y con menor margen de error que los humanos es un atractivo indudable para sectores como la manufactura, la logística y el mantenimiento industrial.
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El ranking de multimillonarios de Forbes para julio de 2025 refleja el impacto directo del auge de la inteligencia artificial y la volatilidad de los mercados financieros. Las diez mayores fortunas del planeta suman más de 2 billones de dólares, y nueve de ellas pertenecen a ciudadanos estadounidenses.
Elon Musk se mantiene como el hombre más rico del mundo con una fortuna estimada en USD 406.500 millones, a pesar de haber perdido USD 16.000 millones en junio debido a la caída del 8% en las acciones de Tesla. Le siguen:
2. Larry Ellison (Oracle) – USD 262.200 millones
Subió al segundo lugar tras un alza del 32% en las acciones de Oracle y su participación en el ambicioso Proyecto Stargate de infraestructura para IA.
3. Mark Zuckerberg (Meta) – USD 254.600 millones
Ganó USD 31.000 millones en junio gracias a nuevas inversiones en inteligencia artificial y la compra del 49% de Scale AI.
4 Jeff Bezos (Amazon) – USD 233.400 millones
Su fortuna creció USD 13.000 millones impulsada por el buen rendimiento de AWS y Prime Video.
5 Larry Page (Alphabet) – USD 145.900 millones
Se mantiene estable gracias al crecimiento de Google en IA generativa.
6. Warren Buffett (Berkshire Hathaway) – USD 145.600 millones
Perdió USD 12.000 millones, en parte por una donación de USD 6.000 millones a fundaciones benéficas.
7. Steve Ballmer (Microsoft, LA Clippers) – USD 141.200 millones
Beneficiado por el auge tecnológico y la valorización de su equipo de la NBA.
8. Sergey Brin (Alphabet) – USD 139.500 millones
Reapareció como figura clave en el desarrollo del chatbot Gemini AI.
9. Bernard Arnault (LVMH) – USD 138.400 millones
El único europeo del top 10, afectado por la caída de ventas en Asia y EE.UU.
10. Jensen Huang (Nvidia) – USD 137.600 millones
Regresó al top 10 tras un aumento del 17% en las acciones de Nvidia, impulsado por la demanda de chips para IA.
Este ranking refleja cómo la inteligencia artificial y la tecnología siguen redefiniendo el poder económico global.
Taiwán ha intensificado su estrategia de defensa desarrollando una flota nacional de drones, inspirada en las tácticas empleadas por Ucrania frente a Rusia.
El gobierno taiwanés considera esta tecnología una industria estratégica clave para disuadir una posible invasión por parte de China, y planea aumentar su producción anual de drones civiles a 180.000 unidades para 2028, frente a las 10.000 actuales.
El objetivo es contar con drones de distintos tamaños y funciones: desde modelos de reconocimiento hasta dispositivos de ataque rápido y defensa costera. En caso de conflicto, las fábricas podrían reconvertirse rápidamente para producir drones militares, incluso bajo un bloqueo aéreo o marítimo. Esta estrategia busca crear un “infierno de drones” que complique cualquier intento de desembarco chino.
Sin embargo, Taiwán enfrenta desafíos importantes: su industria aún carece de la experiencia y escala necesarias para competir con la producción masiva de China. Aun así, el gobierno ya ha comprometido la compra de 47.000 drones adicionales y está invirtiendo en modelos equipados con inteligencia artificial, capaces de operar en enjambres y realizar ataques de precisión.
Este enfoque refleja una nueva doctrina defensiva basada en la guerra asimétrica, donde la tecnología y la geografía juegan un papel crucial para frenar a un adversario más poderoso.