En una aldea remota del este del país, un hombre enfrenta las consecuencias de décadas de decisiones familiares que lo dejaron al frente de un linaje descomunal
En el corazón rural del este de Uganda, en la aldea de Bugisa, un hombre de 70 años se convirtió en una figura tan emblemática como desconcertante: Musa Hasahya Kesera. La vida de este patriarca, padre de 102 hijos y abuelo de 578 nietos, se despliega entre la precariedad, la poligamia y una historia familiar que escapa a cualquier parámetro convencional.
Según relató a la Agence France-Presse, no recuerda los nombres de la mayoría de sus hijos, ni tampoco de algunas de sus esposas, que son 12. “Solo me acuerdo de los nombres del primero que nació y del último”, declaró mientras revisaba cuadernos antiguos en busca de fechas y nombres, tarea para la cual depende de las madres de sus hijos.
La familia está repartida entre su vivienda principal, gravemente deteriorada con un techo de chapa oxidada, y alrededor de una veintena de cabañas de barro que se extienden por el terreno, insuficiente para dar alojamiento y sustento a todos los integrantes.
Su primera esposa llegó en 1972; desde entonces, sumó once más sin frenar la expansión familiar (AFP)
Su familia, de apenas dos hermanos, y su entorno cercano lo alentaron a multiplicar su descendencia para preservar el apellido, una práctica que encontró respaldo en las normas sociales del momento.
Según Daily Mail, en sus años de juventud, su éxito como carnicero y comerciante de ganado le otorgó una reputación que lo llevó a recibir ofertas matrimoniales por parte de aldeanos, incluso con niñas menores de edad, en una práctica habitual antes de la prohibición legal de los matrimonios infantiles en Uganda en 1995.
La poligamia está permitida en Uganda, de acuerdo con determinadas tradiciones religiosas, y Hasahya construyó su familia con 12 esposas, algunas de las cuales llegaron sin saber que él ya estaba casado.
Zabina, la tercera esposa, contó a AFP que no tenía conocimiento de las otras mujeres al momento de casarse y que, cuando lo supo, ya era tarde: “Incluso cuando llegué y me resigné a mi destino… trajo a la cuarta, quinta, hasta que llegó a doce”, declaró con resignación.
A lo largo del tiempo, dos de sus esposas lo abandonaron y otras tres se trasladaron a un pueblo vecino, a menos de dos kilómetros, debido al hacinamiento y la imposibilidad de cubrir las necesidades más básicas.
“Con mi salud deteriorada y menos de una hectárea de tierra para una familia tan grande, no podía pagar lo esencial como comida, educación o ropa”, confesó Hasahya en diálogo con Daily Mail.Tiene tantos hijos que necesita cuadernos antiguos y la ayuda de las madres para recordarlos (AFP)
Hoy, desempleado y sin recursos suficientes, se enfrenta al colapso de la estructura familiar que construyó.
Las condiciones de vida dentro del núcleo familiar reflejan esa precariedad: la alimentación se limita a una o, en el mejor de los casos, dos comidas al día.
Muchas de las mujeres pasan el tiempo tejiendo esteras o trenzando cabello; los hombres, bajo la sombra de los árboles, matan el tiempo con juegos de cartas.
Los más jóvenes caminan largas distancias para recolectar agua y leña, o realizan tareas menores para vecinos a cambio de alimento. Zabina admitió que “en un buen día” logran alimentar a los niños dos veces.Hoy vive en una casa en ruinas rodeada por chozas de barro, donde conviven parte de sus hijos y nietos (AFP)
En un intento por detener la expansión demográfica de su familia, Hasahya aseguró que todas sus esposas actualmente toman anticonceptivos, aunque él mismo no usa ningún método de control.
“Ya he aprendido la lección de mi actitud irresponsable, de haber tenido tantos hijos de los que no puedo ocuparme”, reconoció a AFP, marcando así un quiebre respecto de su postura anterior.
El hombre, que se volvió una atracción local, cuenta con la asistencia de uno de sus hijos, Shaban Magino, maestro de escuela primaria de 30 años, uno de los pocos que logró completar su educación formal.
Él lo ayuda a administrar los asuntos familiares, desde las tareas logísticas hasta la identificación de parientes. Cada mes, la familia realiza reuniones para abordar conflictos y reclamos.Un maestro de primaria, su hijo Shaban, lo asiste en la organización interna del enorme núcleo familiar (AFP)
Su historia, aunque única, pone en evidencia las tensiones entre tradición, pobreza estructural y los límites del cuerpo y la memoria humana ante la magnitud de lo que él mismo ayudó a construir.
Enfoque Now es una plataforma digital dedicada a conectar e informar a la comunidad latina acerca de los acontecimientos que suceden a nivel local e internacional.
Las intensas lluvias monzónicas provocaron el colapso del Puente de la Amistad en Rasuwagadi, una infraestructura clave que conecta Nepal con China, dejando al menos un muerto y 28 desaparecidos. El desastre ocurrió cuando el río Bhotekoshi se desbordó en la madrugada del 8 de julio, arrastrando el puente, varias viviendas y camiones estacionados en la frontera.
Entre los desaparecidos hay 12 ciudadanos nepalíes y seis chinos, muchos de ellos trabajadores de un proyecto de construcción binacional. Además, 11 personas más están desaparecidas en el lado chino, según medios estatales. El colapso interrumpió completamente el comercio entre ambos países por esta ruta, dejando varados cientos de vehículos eléctricos importados.
Las labores de rescate comenzaron de inmediato con helicópteros del ejército nepalí y más de 90 rescatistas desplegados en la zona. La tragedia ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las infraestructuras montañosas frente al cambio climático, que intensifica las lluvias y eleva el riesgo de desastres naturales en la región.
Las devastadoras inundaciones en el centro de Texas ya han dejado más de 100 muertos, según confirmaron autoridades locales. El condado de Kerr fue el más afectado, con 84 fallecidos, incluidos 28 menores de edad, muchos de ellos en el campamento cristiano Mystic, donde aún hay desaparecidos.
Las lluvias torrenciales del 4 de julio provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, arrasando viviendas, carreteras y zonas recreativas. La crecida fue tan rápida que el agua subió más de 8 metros en menos de una hora, sorprendiendo a cientos de personas mientras dormían.
Más de 400 rescatistas, helicópteros y equipos con perros rastrean la zona, mientras se mantiene la alerta por nuevas lluvias. El presidente Trump declaró zona de desastre y anunció su visita al estado. La tragedia ha reavivado críticas por la falta de sistemas de alerta eficaces en esta región propensa a inundaciones.