La enfermera Daniela de Oliveira Mota, de Médicos Sin Fronteras (MSF), compartió un testimonio estremecedor desde la Ciudad de Gaza, donde coordina actividades de enfermería en uno de los cinco centros de alimentación terapéutica que la organización mantiene en la zona.

Según su relato, Gaza enfrenta una hambruna provocada, con más de 1.000 pacientes desnutridos, entre ellos niños menores de cinco años, mujeres embarazadas y lactantes.
La situación se agravó tras el bloqueo total impuesto por Israel en marzo de 2025, que impidió durante casi tres meses el ingreso de alimentos, agua y medicamentos. Aunque en mayo se permitió el ingreso de ayuda “mínima”, los suministros siguen siendo insuficientes.

De Oliveira Mota afirma que “todo lo que necesitamos está del otro lado de la frontera”, y que la hambruna “podría terminar mañana” si se levantaran las restricciones.
Los casos más críticos incluyen bebés que llegan al centro tras días sin fórmula láctea, alimentados solo con agua. La desnutrición comienza incluso antes del nacimiento, ya que muchas madres embarazadas pesan menos de 40 kilos.

En solo 72 horas, 21 niños murieron por hambre, y la ONU estima que uno de cada diez menores de cinco años está desnutrido, mientras que medio millón de personas sufren hambruna en el enclave.
Además, el sistema de distribución de ayuda ha generado caos: camiones que no pueden detenerse atropellan a civiles, y más de 1.000 palestinos han sido heridos o muertos mientras intentaban recoger alimentos.

El sistema sanitario opera con electricidad limitada, sin insumos básicos, y con personal que trabaja sin haber comido. Para la enfermera, la situación es inédita: “Nunca hubo un bloqueo de ayuda humanitaria como este”.