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Ameba “come cerebros” mató a un niño de 3 años en parque de agua público

El agua no estaba debidamente controlada y el organismo unicelular acabó con su vida en pocos días. Ahora la familia demanda a la ciudad por negligencia

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El mes pasado, cuando los padres de Bakari Williams llevaron a su hijo a la fuente de agua de Arlington, Texas, que frecuentaban habitualmente, el niño de 3 años apenas podía contener su emoción.

Ese día, Bakari corrió alrededor de las esculturas de la fuente pública -una ballena azul claro y una tortuga amarilla y verde- mientras una palmera de imitación le rociaba agua en la cabeza.

Pero poco después de su visita, todo lo que Bakari quería hacer era acostarse, dijeron sus padres. El niño no tardó en tener fiebre de más de 38 grados y no tenía apetito. Murió el 11 de septiembre tras contraer una infección rara y a menudo mortal causada por la Naegleria fowleri, conocida comúnmente como la “ameba comecerebros”, según las autoridades.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) confirmaron posteriormente la presencia de Naegleria fowleri activa en el balneario tras analizar muestras de agua. Bakari probablemente contrajo la rara ameba en el parque acuático Don Misenhimer, dijo la agencia.

Ahora, los padres del niño han demandado a la ciudad de Arlington, que gestiona el parque acuático, alegando que Bakari seguiría vivo si la ciudad hubiera controlado y clorado adecuadamente el agua de la fuente.

Bakari era un niño cariñoso, enérgico, apasionado, dulce, hermoso e inocente”, dijo su padre, Tariq Williams, durante una conferencia de prensa el lunes. “No merecía morir de esta manera”.

Los portavoces de la ciudad de Arlington y de Salud Pública del Condado de Tarrant no respondieron inmediatamente a los mensajes de The Washington Post a primera hora del martes.

Los padres de Bakari llevaron al niño al chapoteadero varias veces durante agosto y septiembre. Horas después del último viaje de la familia a principios de septiembre, sus padres dijeron que Bakari estaba demasiado débil para ponerse de pie o ir al baño por su cuenta.

El comunicado de prensa de la ciudad no menciona la fecha exacta en la que el niño visitó por última vez el parque acuático.

parque de agua ameba

Nada podía derribarlo, así que supe que algo andaba mal”, dijo la madre del niño, Kayla Mitchell, a los periodistas mientras estaba en el parque acuático donde su hijo jugó por última vez, y donde probablemente contrajo la ameba.

La familia llevó al niño al hospital el 5 de septiembre. Ese mismo día, las autoridades cerraron el parque acuático mientras trabajaban para determinar la causa de su enfermedad. También se cerraron todos los demás parques acuáticos de la ciudad. En un principio, las autoridades creyeron que el niño se había infectado en su casa o en el balneario.

Días después de su muerte en el hospital, las muestras de agua del chapoteadero analizadas por los CDC sugirieron lo segundo. Bakari probablemente se infectó con la rara ameba, que entra en el cuerpo a través de la nariz, en el chapoteadero administrado por la ciudad, anunció la agencia.

Una investigación de la ciudad descubrió que los empleados de Arlington no mantenían adecuadamente el agua utilizada en sus zonas de chapoteo. Los registros de dos de los cuatro parques acuáticos de la ciudad, incluido el último en el que jugó Bakari, mostraron que los empleados de parques y actividades recreativas no registraban sistemáticamente, o en algunos casos no realizaban, las pruebas de calidad del agua necesarias antes de que las instalaciones abrieran cada día.

Según las autoridades, los empleados de parques y actividades recreativas se encargaban de comprobar los niveles de cloración del agua de los parques infantiles como parte de sus obligaciones laborales. Sin embargo, una revisión de los registros de inspección en el chapoteadero Don Misenhimer encontró que los niveles de cloración del agua no estaban documentados en dos de las tres fechas en que Bakari visitó la instalación recreativa. Los registros del día siguiente a la última visita del niño muestran que los niveles de cloración habían caído por debajo del requisito mínimo. Ese mismo día, se añadió cloro adicional al sistema de agua, según la documentación de la ciudad.

Hemos identificado lagunas en nuestro programa de inspección diaria”, dijo el subdirector de la ciudad, Lemuel Randolph, en un comunicado de prensa. “Esas lagunas hicieron que no cumpliéramos con nuestros estándares de mantenimiento en nuestros chapoteaderos”.

Tras los resultados de la investigación, el alcalde de Arlington, Jim Ross, asumió la responsabilidad por la muerte del niño.

Metimos la pata”, dijo Ross al canal de televisión WFAA. “Esto ocurrió bajo mi vigilancia y la responsabilidad recae sobre mi”.

El lunes, de pie en el chapoteadero donde Bakari jugaba, su familia anunció que está demandando a la ciudad por negligencia y buscando más de un millón de dólares en daños y perjuicios.

Si vas a ofrecer esta forma de diversión pública, tienes que hacerlo bien”, dijo Stephen Stewart, uno de los abogados de la familia. “Es demasiado serio para no hacerlo. Es de vida o muerte”. Y añadió: “Un poco más de cloro y este niño estaría aquí hoy”.

Todas las piscinas de chapoteo de la ciudad permanecerán cerradas hasta que la ciudad pueda arreglar las “lagunas” en los programas de inspección diaria, dijo Randolph, el subdirector de la ciudad.

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El papa canonizó por primera vez a dos beatos de Venezuela: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles

La santificación, aprobada por el Francisco antes de su muerte, marca un momento clave para la fe católica en el país sudamericano, en medio de la grave crisis social y política que aqueja a la población

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La mañana del domingo en la plaza de San Pedro dejó una estampa diferente a la habitual solemnidad romana: una multitud vibrante, colorida y emocionada, con miles de banderas venezolanas ondeando bajo el sol. Era, sobre todo, una jornada de celebración venezolana, marcada por la canonización de dos figuras profundamente queridas: José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, y Carmen Rendiles, fundadora de una congregación religiosa y ejemplo de fortaleza.

En medio de cantos, rezos y lágrimas, la ceremonia oficializó un momento de comunión tanto para los que se congregaron en Roma como para los millones de venezolanos que, desde su país natal, siguieron el acontecimiento en medio de una severa crisis política y económica.

Cuando el papa León XIV pronunció en latín la solemne fórmula de canonización para inscribir en el libro de los santos los nombres de Hernández y Rendiles, la ovación cruzó el Atlántico. El eco del aplauso se expandió en plazas y calles de Caracas, donde cientos de fieles siguieron la transmisión en directo, muchos con imágenes de papeles y estampas del doctor-santo y otros encendiendo velas frente a altares improvisados. El júbilo no distinguía entre oficialistas y opositores: la canonización ofreció una de las pocas ocasiones de unidad para el país, distendiendo —al menos durante unas horas— la fuerte polarización política que define a la Venezuela contemporánea.

A la celebración acudieron cerca de 55.000 peregrinos, según informaron las autoridades locales. De ellos, miles ondeaban con orgullo el tricolor venezolano, y camisetas y gorras con el rostro de José Gregorio Hernández y la imagen de Carmen Rendiles resaltaban entre las delegaciones internacionales.

Entre los asistentes, un testimonio fue recogido por la prensa local: José Ramón Malave Contreras, venezolano que reside en Roma. “Mi mamá me puso mi nombre gracias a este santo venezolano porque según la creencia, yo iba a nacer muerto, así que mi mamá me puso su nombre por haberme salvado la vida. Para mí era imperdible este momento”, declaró emocionado.

La jornada en el Vaticano no fue exclusiva de los venezolanos. En esa misma ceremonia, el papa León XIV sumó a otros cinco santos: el arzobispo Ignacio Choukrallah Maloyan, mártir armenio asesinado durante el genocidio de inicios del siglo XX; Peter To Rot, laico de Papúa Nueva Guinea ejecutado en 1945; las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y Maria Troncatti; y el laico italiano Bartolo Longo. Pero la devoción popular venezolana marcó la jornada con un fervor y colorido raramente presentes en Roma.

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Investigan si los viajes espaciales debilitan el sistema inmunitario humano: las estrategias de prevención

Científicos evalúan los riesgos y proponen acciones para preservar la salud de los astronautas. Qué dicen los nuevos estudios

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La humanidad se encuentra en un momento sin precedentes. Los planes de visitar la Luna, establecer estaciones espaciales permanentes e incluso arribar a Marte en la próxima década, ya no pertenecen al reino de la ciencia ficción.

Sin embargo, junto con estas ambiciones extraordinarias surgen riesgos desconocidos y complejos para la salud humana, siendo el sistema inmunitario uno de los más vulnerables.

Para comprender mejor estos efectos, un equipo internacional liderado por el doctor Daniel Winer, del Buck Institute for Research on Aging, en colaboración con la NASA, la Agencia Espacial Europea y otras universidades, ha desarrollado un marco científico integral denominado astroinmunología.

Esta subdisciplina analiza cómo los factores estresantes del espacio alteran la fisiología inmunitaria y explora estrategias para proteger la salud de los astronautas en misiones de larga duración.

“El futuro de la humanidad implicará vivir en el espacio exterior o en mundos distantes para algunas personas. El objetivo principal de establecer esta subespecialidad emergente de la astroinmunología es desarrollar contramedidas para proteger la salud de quienes exploran la vida fuera de la Tierra”, señaló Winer.

El trabajo publicado en Nature Reviews Immunology no se limita a describir los problemas observados durante las misiones espaciales, sino que ofrece una comprensión mecanicista de cómo la microgravedad, la radiación cósmica, los cambios en los patrones de sueño y los factores de estrés fisiológico afectan la función inmunitaria.

Estos estudios aprovechan análisis multiómicos modernos, que incluyen perfiles transcriptómicos, proteómicos y metabolómicos, para delinear los mecanismos celulares y moleculares que explican la disminución de la eficacia del sistema inmunitario en el espacio.

Uno de los hallazgos más críticos es el impacto de la microgravedad en las células inmunitarias. En ausencia de la atracción gravitacional terrestre, los linfocitos T y las células NK presentan una proliferación, diferenciación y capacidad de respuesta reducidas. La desorganización del citoesqueleto altera la señalización y la comunicación intercelular, mientras que la disfunción mitocondrial incrementa la producción de especies reactivas de oxígeno (ERO), que dañan células y tejidos.

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