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Ciencia

¿Alimentos adictivos? Factores que generan deseo intenso por la comida

Estudios sugieren una superposición en las áreas del cerebro que se activan tanto con la ingesta de comida como con el consumo de drogas

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“Mi droga de elección es la comida. La utilizo por las mismas razones que un adicto recurre a drogas: para reconfortarme, para calmarme, para aliviar tensiones”, es una frase popular de Oprah Winfrey.

La idea de que ciertos alimentos puedan ser capaces de desencadenar una respuesta de consumo en algunas personas, similar a la que producen ciertas sustancias, cobra cada día mayor relevancia dado que puede conducir a una sobrealimentación no intencional que desencadene sobrepeso, obesidad u otros trastornos metabólicos.

Estudios de neuroimágenes funcionales sugieren una superposición significativa en las áreas del cerebro que se activan tanto con la ingesta de comida como con el consumo de drogas. Específicamente, áreas del cerebro implicadas en el funcionamiento ejecutivo, el placer y la experiencia de recompensa.

Si se tiene en cuenta la definición habitual de droga como cualquier sustancia que en pequeñas dosis produce cambios significativos en el cuerpo, en la mente o en ambos, algunos alimentos sin dudas que entrarían en la lista.

alimentos adictivos

Las numerosas señales generadas por las comidas, en combinación y armonía con las derivadas del soma, modulan el funcionamiento del genoma en un intento de alcanzar su mejor expresión adaptativa al ambiente.

Sin embargo, cuando la alimentación es causa de efectos metabólicos adversos, la mayoría de las personas son incapaces de modificar sus ingestas en el largo plazo. Los obesos suelen recaer en su peso corporal elevado después de repetidos intentos dietarios y quienes no lo son, no consiguen sustraerse a dietas que los predisponen a diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer y afecciones degenerativas. El ciclo de sobreconsumo, dietas y recaída es similar al de intoxicación con drogas de adicción, abstinencia y recaída.

Por lo tanto, en la última década el concepto “adicción a comidas” se ha convertido en un punto de interés en el área de la alimentación generando un creciente debate social. Electroencefalogramas y neuroimágenes demostraron que personas obesas y excedidas de peso presentaban hipoactividad de regiones cerebrales que regulan el control inhibitorio y aumento de la conectividad de áreas correlacionadas similarmente a lo observado en los desórdenes por abuso de sustancias, en particular con accesos de consumo (craving: deseo intenso de consumir) y síntomas de deprivación .

Drogas que se comen

Los alimentos de alta palatabilidad tienden a generar una conducta alimentaria hedónica que algunos autores encuadran en el concepto de adicción alimentaria, por compartir similitudes de comportamiento y correlatos neuronales superpuestos con adicciones.

Las sustancias adictivas rara vez se encuentran en su estado natural: se han alterado o procesado de una manera que aumenta su potencial de abuso. Hay alimentos naturales que contienen azúcar (como las frutas) o alimentos que naturalmente contienen grasas (p. ej., nueces). En particular, el azúcar y la grasa difícilmente se encuentran en el mismo alimento de forma natural, pero muchos alimentos sabrosos al procesarlos requieren cantidades artificialmente elevadas de ambos (por ejemplo, los productos de pastelería, panadería, pizzería, chocolatería) determinando un aumento en la disponibilidad de lo que se conoce como alimentos altamente procesados.

Otro factor importante es la carga glucémica (C.G) de un alimento que no solo refleja la cantidad de carbohidratos en un alimento, sino también la velocidad en la que son absorbidos por el aparato digestivo y la intensidad de la respuesta insulínica que va a provocar ese alimento. Del mismo modo que con las drogas, una dosis concentrada de un agente adictivo y su rápida tasa de absorción aumenta su efecto.

Numerosas investigaciones han sugerido que los alimentos con mayor C.G pueden activar los circuitos neuronales relacionados con la recompensa, similares a las sustancias adictivas y aumentar el deseo y el apetito, lo que puede llevar a comer en exceso.

alimentos adictivos

En cuanto a la cantidad de grasa contenida en los alimentos, hay estudios que indican que ésta, al mejorar la palatabilidad, activa las regiones somatosensoriales del cerebro. En ciertos estudios observaron que un mayor contenido de grasa era un predictor significativo de una alimentación adictiva. Generalmente mayores cantidades de grasa pueden aumentar la probabilidad de que un alimento se consuma de manera constante, independientemente de las diferencias individuales y no exclusivamente para aquellos que informan consumir alimentos de una manera adictiva.

Los alimentos altamente procesados tienen la capacidad de inducir cambios estructurales en el sistema nervioso central, específicamente en regiones implicadas en motivación y refuerzo de una conducta, áreas de placer y recompensa, incentivando el acto de comer. Pero dicho comportamiento de consumo se encuentra condicionado por diversos factores relacionados con las preferencias individuales e influencias multisensoriales.

Las características organolépticas de un alimento determinan la aceptación que tendrá el mismo por parte del individuo. El análisis sensorial es la disciplina que estudia la relación entre dichas caracteristicas “sensoriales” y su aceptabilidad, aunque no sólo se limita a eso.

La evaluación sensorial de los alimentos es una función primaria del ser humano: desde su infancia y de una forma consciente, acepta o rechaza los alimentos de acuerdo con las sensaciones que experimenta al consumirlos. De esta forma se establecen criterios para la selección de los alimentos que se van afianzando en los individuos y que determinan una de las facetas de la calidad global del alimento, la calidad sensorial.

Un individuo tiene una carga de información preexistente que condiciona la aceptación o el rechazo de un determinado alimento: un sabor que evoca un buen o un mal recuerdo, un aroma que resulta familiar, una combinación de ingredientes que resulta en una coloración similar a aquel alimento que gustaba o disgustaba mucho, un ruido, una textura, en fin, enormidad de situaciones complejas que determinan preferencias. Por lo tanto, dada esa complejidad, es fácil también reconocer que acá entran en juego otras cuestiones que son estudiadas por la psicofisiología. Esta, es la rama de conocimiento que se encarga de intentar explicar la forma en que nuestros sentidos se impresionan, así como su posterior interpretación y respuesta en el cerebro. O sea, para poder predecir y más aún mejorar el impacto que potencialmente tendría un alimento es necesario conocer algo de la fisiología del gusto, de la vista, del olfato, del oído y del tacto.

La cultura, usos y costumbres modulan también nuestras preferencias que sin duda pueden resultar muy diferentes a las preferencias de otras culturas del planeta.

Con respecto al gusto y el olfato, lo que se modula en el alimento es el sabor y el aroma. Se integran para dar una sensación única y generalmente es mucho más que la simple combinación de ingredientes y el sabor que aporta cada uno de ellos (como es el caso de un chocolate amargo con cáscaras de naranjas y licor dulce).

Se sabe que el olfato juega un papel crucial en el comportamiento alimentario. La exposición al olor a alimentos parece aumentar el apetito por productos similares en sabor y densidad de calorías. Por ejemplo, oler un chocolate aumenta el apetito por productos dulces y/o ricos en calorías en lugar de apetito por productos salados u otros bajos en calorías. Los aromas de los alimentos podrían convertirse en estímulos condicionados y la exposición a los mismos puede desencadenar respuestas anticipatorias específicas del cuerpo para facilitar la posterior ingestión y digestión de los alimentos.

Con respecto a la vista sin duda los colores dominan, pero también son importantes la opacidad o la transparencia que pudiera tener el alimento.

En un estudio publicado recientemente, investigadores establecieron la relación entre la intensidad de los colores y el atractivo de los alimentos. El color constituye la parte central de nuestra experiencia visual con el alimento, ya que nos proporciona pistas sobre si ese alimento es comestible o no y sobre la identidad e intensidad del sabor.

Además, entre los diferentes atributos asociados al aspecto, como la forma, el tamaño o el color, éste último es el que se destaca por encima de los otros ya que nos ofrece información clave sobre el producto influyendo incluso en el sabor.

Finalmente, la textura es otro gran atributo de los alimentos: allí podemos mencionar aspectos como crocancia, dureza/terneza, presencia de corteza, viscosidad, tamaños de partículas, etc. La textura, determina la sensación al paladar que produce la ingesta del alimento y que dicha sensación sea más o menos agradable condiciona la preferencia.

Cada vez surge evidencia más clara de la relación entre las características sensoriales de un alimento y su impacto psicofisiológico en el ser humano. En líneas generales, muchos trabajos se centran en cómo la estimulación omnipresente con alimentos palatables contribuye a la obesidad.

Un estudio reciente confirmó el impacto de las señales alimentarias visuales en la producción de hormonas relacionadas con el apetito. Se puede afirmar que existe una estrecha relación entre las características sensoriales de un alimento y su aceptabilidad, lo cual se da en base a diferentes mecanismos de estímulo del apetito o bien de respuesta fisiológicas previas a la ingesta. La oferta de comidas placenteras, ricas en grasas, fue considerada importante factor ambiental de riesgo para el desarrollo de obesidad.

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El agujero negro que crece más rápido de lo esperado 

El fenómeno fue observado a unos 12.800 millones de años luz de la Tierra mediante el Observatorio de rayos X Chandra, de la NASA

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Un equipo internacional detectó recientemente un agujero negro que crece a un ritmo sin precedentes. El fenómeno fue observado a unos 12.800 millones de años luz de la Tierra.

El objeto estudiado, denominado RACS J0320-35, tiene una masa equivalente a mil millones de soles. Su importancia radica en el ritmo con el que está absorbiendo materia y energía, lo que impone un nuevo desafío para la astrofísica. Las observaciones, publicadas en The Astrophysical Journal Letters, mostraron que el proceso de crecimiento de RACS J0320-35 supera en más del doble el llamado límite de Eddington.

Según la NASA, “este límite se relaciona con la cantidad máxima de luz que puede emitir el material que rodea un agujero negro, así como con la velocidad a la que puede absorber materia, de modo que su fuerza gravitacional hacia el interior y la presión hacia el exterior generada por el calor de la materia comprimida que cae hacia él se mantengan en equilibrio”.

El acceso a la información sobre RACS J0320-35 fue posible gracias a la tecnología avanzada del Observatorio de rayos X Chandra de la NASA, que logró registrar la emisión de grandes cantidades de rayos X provenientes del objeto. Este observatorio combinó sus registros con datos ópticos e infrarrojos, lo que permitió calcular tanto la masa actual del agujero negro como su velocidad media de crecimiento, que oscila entre 300 y 3.000 masas solares cada año.

Los especialistas explican el mecanismo físico que limita el crecimiento de estos objetos: el límite de Eddington es una especie de “barrera natural” creada por la presión de la radiación generada al absorber materia. Si esa presión se vuelve demasiado fuerte, se supone que frena y estabiliza el proceso de aumento de masa. El equipo detectó que RACS J0320-35 opera muy por encima de ese límite, sin señales de inestabilidad.

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Ciencia y longevidad: Harvard avanza en una terapia genética que busca rejuvenecer células y prolongar la vida humana hasta los 150 años

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El proyecto, liderado por el genetista David Sinclair, se prepara para pruebas en personas.

El genetista David Sinclair lidera un proyecto que ha logrado rejuvenecer células y tejidos en animales, y ahora se prepara para pruebas en humanos. Este avance promete transformar la medicina preventiva y la longevidad humana.

Rejuvenecimiento celular

El desarrollo científico orientado a prolongar la vida y revertir el envejecimiento ha alcanzado avances inéditos. Investigadores liderados por el doctor David Sinclair, genetista y profesor titular en Harvard, lograron rejuvenecer células y tejidos en animales. Este avance abre la posibilidad de trasladar estos resultados a ensayos clínicos en humanos el próximo año.

En una entrevista concedida al podcast Moonshots de Peter H. Diamandis, Sinclair indicó que los resultados obtenidos son tan sorprendentes que ya existe la certeza de que el primer individuo que llegará a los 150 años ya ha nacido. Según la información difundida por 20minutos.es, el equipo científico utilizó inteligencia artificial para identificar nuevas terapias genéticas, que podrían modificar los actuales parámetros de esperanza de vida.

Investigadores trabajando

La clave de la investigación radica en el rejuvenecimiento de células y tejidos, lo que transformaría la prevención médica y las terapias regenerativas, siempre que los ensayos en humanos logren replicar los resultados observados en animales.

Conforme indicó Sinclair, la estrategia que se está desarrollando es de tipo epigenético, lo que implica cambios en la expresión de los genes que no alteran la secuencia del ADN, pero sí pueden activar o desactivar genes específicos. Esto representa un cambio integral en el concepto de salud, longevidad y la reversión del deterioro asociado con la edad.

Hasta ahora, el grupo liderado por Sinclair ha logrado rejuvenecer cuantificablemente células en ratones y monos. Los próximos ensayos en humanos buscan que estos avances sean accesibles para toda la población, ya que su éxito podría modificar drásticamente el enfoque de la medicina preventiva.

Sin embargo, Sinclair ha destacado que la falta de apoyo institucional sigue siendo uno de los mayores obstáculos para continuar la investigación, ya que se requiere tanto respaldo financiero como voluntad política para que este proyecto avance.

La nueva terapia epigenética busca reprogramar células adultas para devolverlas a una etapa juvenil, prolongando la vida saludable. No se trata de una alteración superficial, sino de un cambio medible en la edad biológica y en la función física. Como resumió Sinclair: “Los datos muestran que la edad retrocede”.

Rejuvenecimiento celular en animales

Según el científico, el proceso se basa en la información biológica vinculada al envejecimiento, especialmente en la pérdida de información epigenética que impide que las células realicen sus funciones específicas correctamente.

El equipo de investigación ha hallado un método para restaurar esta información sin necesidad de clonación: la reconfiguración epigenética segura del organismo permite “reiniciar” el epigenoma sin necesidad de reiniciar la vida.

Para facilitar la investigación, se ha empleado inteligencia artificial para identificar moléculas que puedan rejuvenecer células mediante administración oral. Como explicó Sinclair, la IA acelera el análisis de millones de compuestos y predice sus efectos en los mecanismos epigenéticos, un proceso que anteriormente requería extensos periodos temporales. Los avances sugieren que, en pocos años, un tratamiento farmacológico de corta duración podría rejuvenecer células de forma significativa.

Los próximos ensayos clínicos comenzarán en enero del año siguiente, y se centrarán en enfermedades oculares como el glaucoma y la neuropatía óptica isquémica. El ojo fue elegido por su alta accesibilidad y la facilidad para evaluar objetivamente los efectos terapéuticos. El tratamiento experimental incluirá una inyección ocular seguida de doxiciclina para activar genes relacionados con la juventud celular.

Si estos ensayos tienen éxito, el equipo planea ampliar la investigación hacia enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), así como otros problemas de salud vinculados al envejecimiento.

Según las estimaciones de Sinclair, la prolongación de la vida activa podría reducir los costos en salud pública y dependencia, además de tener un impacto favorable en la productividad y el impacto macroeconómico. Sin embargo, existen barreras en la financiación pública y en el coste elevado de las terapias potenciales. Sinclair espera que, con el tiempo, las terapias sean accesibles para toda la población, y no solo para ciertos grupos.

El éxito de estos ensayos dependerá de su seguimiento, financiación y regulación, lo que determinará si el rejuvenecimiento clínico en humanos se convierte en una realidad accesible y verificable.

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