La Formación Durupınar, una estructura geológica con forma de barco ubicada en el este de Turquía, ha sido objeto de especulación durante décadas como posible lugar de descanso del Arca de Noé.

Este sitio, descubierto en 1959 por el cartógrafo turco Capitán İlhan Durupınar, ha capturado la atención de investigadores y creyentes por igual.
Ahora, el grupo de investigación Noah’s Ark Scan, con sede en California, ha anunciado que se llevará a cabo una excavación controlada en el área, lo que podría esclarecer este enigma histórico.
Andrew Jones, miembro del equipo de investigación de, destacó la importancia de proteger el sitio debido a las duras condiciones invernales y el activo entorno geológico. “Proteger el sitio es nuestra máxima prioridad”, afirmó Jones al periódico The Sun.
El equipo ha estado realizando estudios de radar y colaborando con universidades turcas para preparar un plan de preservación del sitio antes de comenzar la excavación. Este esfuerzo busca determinar si las estructuras subterráneasidentificadas son de origen natural o artificial, según consignó Arkeonews.
La historia del Arca de Noé está profundamente arraigada en los textos religiosos del cristianismo y el islam, con referencias en el Génesis de la Biblia y la Sura del Corán. La narrativa describe un gran diluvio y un barco que finalmente descansa en una región montañosa. La Formación Durupınar, situada a unos 30 kilómetros al sur del Monte Ararat, ha sido considerada por algunos como el lugar de descanso final del arca.
El arqueólogo Nezih Başgelen, quien ha estado involucrado en investigaciones en la región del Monte Ararat, señaló que el descubrimiento inicial por parte del Capitán Durupınar en 1959 generó un gran interés internacional. Başgelen explicó que las dimensiones de la formación coinciden con las del Arca de Noé descritas en la Biblia.
Durante las décadas de 1970 y 1990, el interés por el sitio se incrementó, en parte, mediante los esfuerzos del investigador estadounidense Ron Wyatt y un equipo de científicos turcos. Wyatt realizó escaneos detallados de la estructura utilizando georradar y otros equipos, y publicó sus hallazgos en el libro “Descubrimiento del Arca de Noé” en 1989.