La idea de que el universo es en realidad una enorme y elaborada simulación lleva rondando la cabeza de los científicos desde hace siglos. Este concepto de universo como videojuego nos lleva inevitablemente a preguntas como ¿quién ha creado este juego?, ¿qué papel tenemos nosotros en él? o ¿qué pasa cuando ganas? Los investigadores han intentado durante todo este tiempo darle sentido a las reglas del juego que gobierna todo lo que nos rodea, ahora, el matemático de la Universidad de Oxford, Marcus Du Sautoy, ha recopilado todos estos pensamientos en un nuevo artículo.
En el siglo XVII, el matemático Gottfried Wilhelm Leibniz, ya consideraba el universo como un juego. Para el investigador, los juegos son parte importantísima del ser humano e incluso financió la creación de una academia en Berlín dedicada su estudio. “Apruebo firmemente el estudio de los juegos de la razón, no por sí mismos, sino porque nos ayudan a perfeccionar el arte de pensar”, aseguraba en su momento.
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El popular físico, Richard Feynman, era otro de los firmes creyentes en esta teoría. “El mundo es algo así como un gran juego de ajedrez jugado por los dioses y nosotros somos observadores del juego”, decía. Sin embargo, nadie nos ha dado las reglas de este juego, así que le toca a los investigadores descubrirlas.
Para hacerlo, dice Du Sautoy, tenemos primero que preguntarnos cómo funcionan los juegos. Aunque la definición exacta de lo que es un juego ha provocado intensos debates entre los filósofos, se pueden encontrar rasgos comunes en todos ellos. Todo el mundo, asegura el matemático, está de acuerdo en que los juegos están definidos por reglas que lo controlan, lo que puedes o no puedes hacer en el juego. Esto sucede también en el universo, sus reglas condicionan su funcionamiento y su evolución, lo que afianzó la idea del universo como un juego.
Las reglas del juego
El teórico francés, Roger Caillois, propuso en su libro Los juegos y los hombres: la máscara y el vértigo, otros cinco rasgos clave que definen un juego: incertidumbre, improductividad, separación, imaginación y libertad. Du Sautoy ha aplicado estos conceptos a la manera de funcionar del universo
Roger Caillois. (UNESCO / Dominique Roger)
Roger Caillois. (UNESCO / Dominique Roger)
La incertidumbre es un componente clave en el diseño de juegos, ya que si sabemos de antemano cómo terminará el juego, pierde toda su gracia. Sin embargo, dice el matemático, la identificación de las leyes del movimiento por Isaac Newton acabó con toda incertidumbre del juego del universo.
Los juegos resueltos, como el 4 en raya, carecen de incertidumbre, ya que se ha descubierto un algoritmo garantiza la victoria al primer jugador si realiza los movimientos adecuados. Sin embargo, las revelaciones del siglo XX, como la física cuántica y la teoría del caos, han reintroducido la idea de incertidumbre en las reglas del universo.
Caillois también considera que un juego debe ser improductivo, es decir, una ocasión de puro desperdicio. “Que un juego sea improductivo es una cualidad interesante”, dice Du Sautoy. Si jugamos a un juego por dinero o para enseñarnos algo, Caillois creía que el juego se había convertido en trabajo: un juego es ‘una ocasión de puro desperdicio: pérdida de tiempo, de energía, de ingenio, de habilidad’. Desafortunadamente, a menos que creas en algún poder superior, toda la evidencia apunta a la falta de propósito del universo. El universo no está ahí por una razón. Simplemente es”.
Además, un juego es independiente, opera fuera del tiempo y el espacio normales y tiene su propio comienzo y fin. Existe el concepto de juego infinito, introducido por el filósofo James P. Carse en su libro Juegos finitos e infinitos, en el que el objetivo es perpetuar el juego, asegurándose de que nunca termine.
Finalmente, Caillois sostiene que los juegos son fantasía, creando una segunda realidad que discurre en paralelo a la vida real, y que exigen libertad, conectando con otro aspecto importante de la conciencia humana: nuestro libre albedrío. En este sentido, todos somos jugadores del juego infinito que se desarrolla a nuestro alrededor, el juego infinito que es el universo, dice Du Sautoy
¿Quién ha creado el juego?
Si damos por hecho que el universo es una compleja simulación que forma parte de un elaborado y colosal juego, es obligatorio hacerse ciertas preguntas. ¿Quién está jugando y qué significará ganar? ¿Somos más peones en este juego que jugadores? ¿Quién inventó las reglas del juego?
Alguien tuvo que pensar las reglas, introducir una serie de datos y ejecutar la simulación, dice Du Sautoy. Para explicar cómo podría haber surgido, el investigador sugiere lo que propone el libro El Juego de la Vida y Cómo Jugarlo, del matemático británico, John Conway, considerado como un gran ejemplo de autoorganización. El libro, publicado en 1970, describe un autómata celular, es decir, un modelo computacional para un sistema dinámico que evoluciona con el tiempo.
Es un juego de cero jugadores, lo que significa que su evolución está determinada por su estado inicial, sin necesidad de ninguna entrada de datos posterior. El tablero de juego es una malla plana formada por cuadrados (las células) que se extiende por el infinito en todas las direcciones. Las células tienen dos estados: están vivas o muertas. Y su estado evoluciona a lo largo de unidades de tiempo discretas (turnos).
Todas las células se actualizan simultáneamente en cada turno, siguiendo estas reglas: una célula muerta “nace” si tiene exactamente 3 células vecinas vivas. Una célula viva puede morir por sobrepoblación (si tiene más de tres vecinos alrededor) o aislamiento (si tiene solo un vecino alrededor o ninguno). Una célula se mantiene viva si tiene 2 o 3 vecinos a su alrededor.
“Si el universo es un juego, entonces parece que tuvimos mucha suerte de ser parte de un juego que tiene el equilibrio perfecto entre simplicidad y complejidad, azar y estrategia, drama y peligro para hacerlo interesante”, sostiene Du Sautoy. “Incluso cuando descubrimos las reglas del juego, promete ser una partida fascinante hasta el momento en que llega a su final”.
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Una inteligencia artificial reveló por qué más de 50.000 terremotos sacudieron italia entre 2022 y 2025
Un innovador análisis de datos sísmicos permitió descubrir estructuras subterráneas responsables de miles de sismos en el sur del país, y así resolver un misterio que la ciencia tradicional no había logrado descifrar
El análisis de datos sísmicos mediante inteligencia artificial (IA) ha permitido identificar una red de fallas ocultas bajo el volcán Campi Flegrei, lo que explica la inusual secuencia de más de 54.000 terremotos registrados en el sur de Italia entre 2022 y 2025.
Este avance, liderado por especialistas de la Universidad de Stanford, ha resuelto un enigma que los métodos tradicionales no habían logrado descifrar, al revelar la existencia de un “anillo de fallas” responsable de la actividad sísmica en la región.
La investigación, publicada en la revista Science, demostró que los sistemas de monitoreo convencionales solo habían detectado cerca de 12.000 movimientos sísmicos en ese periodo.
Sin embargo, el modelo basado en aprendizaje automático multiplicó esa cifra por más de cuatro, lo que permitió a los científicos cartografiar con precisión el subsuelo del Campi Flegrei y descubrir las estructuras responsables de su inestabilidad actual.
De qué forma el estudio usó IA para analizar este fenómeno en el país europeo
El estudio identificó una correlación directa entre: los microseísmos y un sistema circular de fracturas situado bajo la localidad de Pozzuoli.
Según citó El Confidencial, William Ellsworth, profesor emérito de geofísica en Stanford y coautor del estudio, explicó que “por primera vez tenemos una visión clara de las estructuras que desencadenan esta actividad sísmica”.
El investigador añadió que los datos obtenidos confirman la posibilidad de que la zona experimente terremotos de magnitud 5, lo que podría tener un gran impacto en las áreas habitadas cercanas a Nápoles.
Qué otros datos reveló la inteligencia artificial sobre el territorio
El modelo de inteligencia artificial permitió detectar que el terreno de Pozzuoli continúa elevándose a un ritmo de diez centímetros al año, un fenómeno conocido como bradisismo.
Este ascenso progresivo, que ya se había observado en la década de 1980, coincide con el perímetro del anillo de fallas descubierto. Xing Tan, investigador principal del proyecto, destacó que “nuestros colegas italianos se sorprendieron al ver el anillo tan bien definido; hasta ahora solo tenían indicios fragmentados”.
A pesar de la magnitud del hallazgo, los científicos aclararon que los seísmos analizados son superficiales, porque se producen a menos de 4 kilómetros de profundidad, y no constituyen una señal de ascenso de magma hacia la superficie.
No obstante, advirtieron que un terremoto fuerte o poco profundo podría causar daños muy estructurales, sobre todo considerando que más de 360.000 personas residen dentro de la caldera del Campi Flegrei.
Descubrieron en La Rioja uno de los dinosaurios más antiguos del mundo
Científicos del Conicet, el Museo Argentino de Ciencias Naturales y universidades públicas identificaron a la nueva especie que llamaron Huayracursor jaguensis. Combina características nunca vistas en ejemplares de hace más de 220 millones de años
Un grupo de paleontólogos encontró uno de los dinosaurios más antiguos que ya mostraba el cuello largo y el cuerpo grande al mismo tiempo, algo nunca visto en ejemplares de hace más de 220 millones de años.
El hallazgo ocurrió en la provincia de La Rioja, Argentina, dentro de una región montañosa que antes no había sido explorada.
Se trata de una especie desconocida de dinosaurio herbívoro. Los investigadores que la describieron pertenecen al Centro Regional de Investigaciones Científicasy Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR) del Conicet, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de La Rioja y el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN) y la llamaron Huayracursor jaguensis.
“Huayra” significa viento en quechua, “cursor” quiere decir corredor en latín y “jaguensis” se refiere a Jagüé, la zona donde lo encontraron. Es decir, su nombre completo significa “corredor del viento de Jagüé”, una forma de rendir homenaje a su posible agilidad y a su tierra de origen.
La investigación fue publicada en la revista Nature. El equipo estuvo dirigido por Martín Hechenleitner y participaron Agustín Martinelli, Sebastián Rocher, Lucas Fiorelli, Malena Juarez, Jeremías Taborda y Julia Desojo.
Qué se sabía sobre los dinosaurios de cuello largo
Los dinosaurios de cuello largo existieron desde el periodo Triásico, hace aproximadamente 230 millones de años, y prosperaron durante el Jurásico y el Cretácico.
Este grupo sobrevivió por más de 140 millones de años, hasta la extinción masiva que ocurrió hace 66 millones de años. Durante ese largo tiempo, evolucionaron en distintas formas y tamaños, pero casi siempre mantuvieron el cuello largo como característica principal.
Los dinosaurios de cuello largo formaron parte del grupo de los sauropodomorfos. Presentaban cuerpos grandes, patas robustas y colas largas. La mayoría de esos animales fueron herbívoros.
En Brasil, los restos de la especie Bagualosaurus, había mostrado ciertas señales de transición, pero todavía no se conocía un caso tan temprano que combinara ambas características: mayor tamaño y cuello más extenso.
Ahora, el hallazgo del dinosaurio Huayracursor jaguensis en La Rioja aportó más luz.