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Compradores compulsivos: cómo saber si comprar se ha vuelto una adicción

Se cree que los “shopalcoholics” compran en exceso en un intento por mejorar su estado de ánimo. Cuándo la compra excesiva se convierte en un desorden y cómo frenar el impulso

adiccion compras

En los últimos años, la conversación sobre la necesidad de hacer compras más conscientes se ha vuelto imprescindible, pero llevarlo a la práctica es más complicado de lo que parece. Si bien sabemos que debemos meditar más nuestras elecciones y apostar por menos cantidad, pero de mayor calidad, todavía hay una delgada línea que separa la compra inconsciente de las compras impulsivas o hasta compulsivas. Las últimas se caracterizan por la adquisición de objetos o bienes que no resulta de una planificación, sino de una necesidad de gratificación inmediata, un impulso. Sin embargo, si bien los adictos a las compras –shopalcoholics en inglés- a menudo se sienten eufóricos después de realizar una compra, una vez que el artículo está en su poder, la euforia desaparece y la depresión o el vacío regresan.

Existe cierto debate entre terapeutas, psicólogos e investigadores sobre si la adicción a las compras es o no una adicción “real”. Es que muy rara vez la adicción a las compras se toma tan en serio como la adicción a sustancias como el alcohol y las drogas u otras adicciones conductuales como el juego compulsivo. Aun así, es importante establecer una diferencia entre “la acción de comprar compulsivamente (sin quitarle por ello importancia), que puede aparecer puntualmente y sin mayor repercusión; y un problema de compras patológico, cuando esta misma conducta ocurre con mucha más frecuencia y gravedad, provocando efectos devastadores en la persona que lo padece y en su entorno.

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Para Agustina Fernández, psicoanalista especialista en adolescentes y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “es bien frecuente en la sociedad de consumo que caracteriza nuestra contemporaneidad que los sujetos se instalen en un modo de funcionamiento ‘comprador’. Todo está ahí para ser adquirido, los objetos se publicitan permanentemente y se venden como absolutamente necesarios e imprescindibles. Además de los grandes y llamativos edificios dedicados al consumo, los shoppings, hoy el mercado en Internet es inmenso, se puede adquirir cualquier cosa sin moverse de casa. Se multiplican las compras y los compradores con mayor y menos grado de patología en cada caso”.

La especialista aseveró: “Ese funcionamiento que se ha normalizado se invisibiliza en el gran mercado global y solo en algunos casos toma la consistencia de una verdadera adicción. Algunas personas no pueden parar de comprar, no pueden detenerse a pensar antes de actuar y la compra se les impone. Para estas personas, caminar por la calle, pasar frente a una vereda o navegar un rato en Internet, se vuelve una ocasión de compra irremediable. Incluso, pueden llegar a adquirir un mismo producto en varios colores porque no logran establecer un límite y se desbordan de angustia frente la imposibilidad tener ese objeto”.

Comprar es un acto habitual y diario en el ser humano, pero en algunas ocasiones, cuando se realiza sin control o de manera excesiva o compulsiva y sin necesidad, se puede convertir en un problema. Según un estudio del Hospital de Bellvitge (Barcelona), ocho de cada diez personas que pueden padecer este trastorno son mujeres.

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Según explicó en un comunicado el psicólogo Ildefonso Muñoz del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar en Cádiz, “el problema puede tener dos vertientes: por un lado la persona que experimenta un gran placer mientras compra y su cerebro libera una descarga de dopamina y endorfinas -las mismas sustancias que libera el cerebro cuando comemos chocolate o mantenemos relaciones sexuales, por ejemplo-, y por otro lado la persona que experimenta un malestar psicológico (e incluso físico) por no comprar y que únicamente puede evitar con la compra, es decir, el placer de comprar desaparece, algo que se puede diagnosticar como una adicción formal conocida como oniomanía”.

“A la conducta compulsiva se llega a través del primer grupo de personas descritas”, continuó Muñoz, “es decir, buscando la sensación de placer en las compras para compensar sensaciones desagradables de la vida diaria, como aquel que acude a la nevera y se da un atracón de comida”. En la misma línea, la aceptación social juega un papel primordial en los compradores compulsivos que, a menudo, recurren a estas compras para enorgullecerse frente a otras personas, demostrar que tienen tanto (o más) que ellas y encontrar en ese vacío de autoestima la aprobación. Los compradores compulsivos tratan de ser parte de un grupo, de pertenecer a él.

La mayor parte de los gastos de un comprador compulsivo suele ir destinado a estos caprichos que surgen ocasionalmente. No existe una frecuencia específica de compra. Puede ser una vez por semana, una vez cada quince días o incluso una compra descomunal al mes. De lo que sí padecen es de comprar sin necesidad de hacerlo.

¿Cuándo la compra excesiva se convierte en un desorden?

Por primera vez, los expertos internacionales en psicología crearon un marco para diagnosticar el trastorno de compra compulsiva, que promete ayuda para las personas que luchan por controlar su comportamiento y su bienestar mental. Las nuevas pautas, publicadas este año en el Journal of Behavioral Addictionsconfirman que las compras y las compras excesivas pueden ser tan graves como para constituir un trastorno, lo que otorga a los investigadores y médicos nuevos poderes para desarrollar intervenciones más específicas para esta afección debilitante.

La colaboración internacional, dirigida por el profesor Mike Kyrios del Instituto Órama de Salud Mental y Bienestar de la Universidad de Flinders y la profesora Astrid Müller de la Facultad de Medicina de Hannover en Alemania, dice que los criterios basados en la evidencia para el trastorno de compra compulsiva (CBSD, por sus siglas en inglés) están muy atrasados.

El fenómeno de compra excesiva o incontrolada se ha descrito en un entorno clínico durante más de un siglo. Sorprendentemente, hasta la fecha no existe un diagnóstico formalmente aceptado, a pesar de ser un problema altamente prevalente, incapacitante y creciente que contribuye al consumo excesivo y al endeudamiento.

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El profesor Kyrios describe los hallazgos como un “cambio de juego” para la investigación en el área de compras excesivas, proporcionando un trampolín para tratamientos muy necesarios y mejores procesos de diagnóstico en el futuro. “En más de 20 años, desde que comencé a investigar las compras excesivas, ha habido una ausencia de criterios de diagnóstico comúnmente acordados que ha obstaculizado la gravedad percibida del problema, así como los esfuerzos de investigación y, en consecuencia, el desarrollo de tratamientos basados en la evidencia”, aseveró. Y añadió: “Esto ahora será posible si los principales expertos del mundo se ponen de acuerdo sobre los criterios de diagnóstico para el trastorno”.

En el estudio, se evaluó a 138 expertos internacionales (investigadores y médicos) de 35 países para desarrollar un consenso sobre los criterios de diagnóstico propuestos. Una característica clave de los nuevos criterios de diagnóstico es la “compra excesiva de artículos sin utilizarlos para los fines previstos”, y el exceso se describe como “control disminuido sobre la compra”. Otra característica del trastorno es que “comprar se utiliza para regular estados internos, por ejemplo, generar emociones positivas o aliviar el estado de ánimo negativo”.

“Los clientes que muestran un comportamiento de compra excesivo suelen tener dificultades para regular sus emociones, por lo que comprar o ir de compras se utiliza para sentirse mejor. Paradójicamente, si alguien con el trastorno de compra compulsiva se va de compras, esto mejorará brevemente sus sentimientos negativos pero pronto dará lugar a fuertes sentimientos de vergüenza, culpa y vergüenza“.

Se utilizó el método de investigación Delphi para llegar a un consenso del panel de expertos sobre un trastorno psicológico muy complejo. “La técnica Delphi es un método ideal para integrar diversas perspectivas de expertos internacionales e interdisciplinarios en el campo del trastorno de compra compulsiva”, explicó el coinvestigador del trabajo, el doctor Dan Fassnacht, profesor titular de psicología en la Universidad de Flinders. “Esto nos ayudó a desarrollar criterios de diagnóstico con un gran acuerdo entre los expertos en el campo y es un hito importante para comprender y tratar mejor este comportamiento”.

Para Kathina Ali, investigadora de la Universidad de Flinders y coinvestigadora del estudio, “anteriormente, era difícil comparar estudios sin criterios acordados. Ahora, por primera vez, podemos comenzar a examinar el trastorno de compra compulsiva con mayor precisión, qué debería ayúdenos a mejorar nuestros tratamientos para esta condición discapacitante“.

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¿Cómo refrenar las compras compulsivas?

“Es frecuente que gasten mucho dinero, incluso más del que tienen, llegan a endeudarse, a tener las tarjetas de crédito desbordadas, a pedir prestado dinero a familiares y amigos, etc. Ese modo de funcionamiento resulta una patología en sí misma que requiere tratamiento, como muchas otras adicciones. Como suele suceder en las adicciones en general, la persona desmiente el problema y lleva tiempo que tome conciencia y pida ayuda. Y por otro lado, es un tipo de adicción que pasa desapercibida para el entorno”, remarcó Fernández.

Como cualquier problema, lo primero para encontrar la solución es reconocerlo. Tomar consciencia de lo que está pasando, de la necesidad real o ficticia de ese gasto económico, del uso que le daremos después a lo adquirido y, sobre todo, de la sensación que nos produce. Para eso, es fundamental identificar los momentos de vulnerabilidad. En esas circunstancias en las que nuestro estado emocional puede estar más flojo es, precisamente, cuando más atento debemos estar.

Aunque nos planteemos seriamente restringir nuestras compras únicamente a lo que de verdad necesitamos, ¿cómo podemos estar seguros de que no estamos creando excusas para efectuar dicha adquisición? Los especialistas recomiendan planificar, identificando la necesidad y teniendo en cuenta el contexto social (sociedad que incita al consumo).

Si además de hacer todo esto el problema persiste y sentimos que no somos capaces de controlarlo, entonces será necesario recurrir a especialistas y profesionales que nos ayuden a tratarlo. Comprar es una adicción más: no importa el qué, sino que importa el cuánto. No tener vergüenza a contar lo que nos pasa y buscar ayuda es clave. Nuestra salud nos lo agradecerá.

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Estados Unidos anuncia un acuerdo con México para resolver la polémica por deuda de agua

El gobierno mexicano adeuda más de 1.480 millones de metros cúbicos de agua comprometidos por el Río Bravo, una situación agravada por la sequía persistente y el aumento en el consumo agrícola en el norte

Estados Unidos anunció este lunes 28 de abril que llegó a un acuerdo con México para resolver la polémica sobre el reparto del agua del río Bravo, fronterizo entre ambos países, y que está regulado por el Tratado de Aguas de 1944.

“México se ha comprometido a transferir agua de inmediato desde embalses internacionales y a aumentar la cuota estadounidense del caudal en seis afluentes del río Bravo hasta el final del ciclo hidrológico quinquenal actual”, apuntó el Departamento de Estado en un comunicado.

La Administración de Donald Trump agradeció a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, “Su participación personal para facilitar la cooperación entre los distintos niveles de su gobierno y establecer una estrategia unificada para abordar esta prioridad”.

El Tratado de Aguas de 1944 establece que México debe entregar cada quinquenio cerca de 2.160 millones de metros cúbicos a Estados Unidos por los ríos que comparten en la frontera, mientras los mexicanos se queda con 9.250 millones de metros cúbicos, casi cuatro veces más.

La tensión entre ambos países se elevó el 10 de abril, cuando Trump advirtió de aranceles y sanciones a México por “violar” el Tratado de Aguas y deberle más de 1.600 millones de metros cúbicos de agua a Texas.

El Departamento de Estado apuntó este lunes que el pacto con México ayudará a “los agricultores, ganaderos y municipios del valle del río Bravo, en Texas, a obtener el agua que tanto necesitan y reducir la escasez”.

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Usuarios de famosa app de compras se ven afectados con altos cargos por la disputa comercial entre EEUU y China

Estos cargos adicionales, que en algunos casos duplican el precio de los productos, están afectando principalmente a los artículos de bajo costo que caracterizan a esta plataforma de comercio electrónico

Clientes de Temu en Estados Unidos han reportado un aumento significativo en los costos de sus compras debido a los aranceles impuestos en el marco de la guerra comercial con China.


Según informó NBC News, estos cargos adicionales, que en algunos casos duplican el precio de los productos, están afectando principalmente a los artículos de bajo costo que caracterizan a esta plataforma de comercio electrónico de origen chino.

Según un análisis del medio, un paquete de tres pantalones cortos deportivos para hombre, anunciado a un precio de 23,61 dólares con envío gratuito, terminó costando 56,36 dólares tras la adición de un cargo de importación de 32,75 dólares, sólo por citar un ejemplo.

Otro ejemplo es el de una licuadora fabricada y enviada desde China, cuyo precio base era de 5,94 dólares, pero que incluía un cargo de importación de 8,18 dólares, superando el costo del propio producto. En contraste, una licuadora similar enviada desde un almacén local tenía un precio de 34,19 dólares, pero no incluía tarifas adicionales.

En otro caso citado por el medio, un usuario de la plataforma X mostró un pedido de 64 dólares en mercancía al que se le añadieron casi 90 dólares en tarifas de importación. Otro usuario reportó un caso similar, donde los cargos de importación ascendieron a 135 dólares en un pedido de 86 dólares.

En la página de pago de Temu, se incluye un aviso que explica que los productos importados a Estados Unidos pueden estar sujetos a estos cargos, los cuales cubren procesos relacionados con aduanas, incluyendo tarifas pagadas a las autoridades aduaneras en nombre del cliente.

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