Fue señalado de comerciar varias partes de los cuerpos a través de internet. Se presume que algunos restos podrían haber sido usados para crear muñecas.
Aterrados y estupefactos. Así han quedado varios miembros de la comunidad internacional durante los últimos días, luego de que saliera a la luz pública un macabro e insólito hecho que involucra el robo y la comercialización de restos humanos, y a una de las universidades más prestigiosas del mundo, perteneciente a lo que se conoce en Estados Unidos como la Ivy League.
Se trata de una acusación hecha en contra de Cedric Lodge, el director de la morgue de la Facultad de Medicina de la renombrada Universidad de Harvard, quien ha sido señalado de hurtar y comerciar partes de cadáveres humanos.
De acuerdo con los señalamientos, que ya son materia de investigación para las autoridades estadounidenses, Lodge tomó sin autorización “cabezas, cerebros, piel y huesos» de algunos cadáveres donados a la facultad de medicina de la institución y, con la complicidad de su esposa, los vendió por internet a compradores en los estados de Pensilvania y Massachusetts, entre 2018 y 2021.
Según alegan los fiscales, el hombre habría utilizado su posición como jefe del ‘Programa de donaciones anatómicas’ para desmembrar los cadáveres que, se suponía, debían ser usados por los estudiantes de Harvard para estudiar y practicar procedimientos médicos.
Cuando la escuela termina de utilizar los restos humanos, estos a menudo suelen ser incinerados para regresar las cenizas a sus familiares, o sepultados en el cementerio médico de la universidad; no obstante, Lodge y su esposa no respetaron esto y están siendo acusados de recolectar dichas partes, venderlas y enviarlas a distintos estados del país norteamericano.
“En ocasiones, Cedric Lodge permitió que (otros) ingresaran a la morgue de la Facultad de Medicina de Harvard y examinaran cadáveres para elegir qué comprar”, señaló la Oficina del Fiscal Federal en un comunicado.
¿Quiénes compraban los restos?
De acuerdo con la información que ha sido revelada a los medios por parte de las autoridades, algunos de los presuntos compradores habrían sido Katrina Maclean, una mujer de Salem, Massachusetts, y Joshua Taylor, un ciudadano de West Lawn, Pensilvania.
Al parecer, Maclean habría comprado caras diseccionadas por un valor de US$ 600; mientras que Taylor supuestamente hizo 39 pagos electrónicos a la señora Lodge por partes de cuerpo robadas en el transcurso de cuatro años, por un valor total que asciende a más de US$ 37.000.
¿Los restos fueron usados para crear muñecas?
Katrina Maclean, una de las acusadas de comprar partes de los cadáveres, específicamente las caras diseccionadas, al parecer es propietaria de una negocio llamado ‘Kat’s Creepy Creations’, una tienda en la cual la mujer vende muñecas góticas y varios otros productos del mismo estilo.
Lo anterior ha llevado a múltiples internautas a crear la teoría de que los restos comprados por la mujer pudieron haber sido utilizados para la creación de estos particulares artículos.
No obstante, esto es algo que aún no está del todo claro, por lo que las autoridades continúan investigando.
Por el momento, la acusación formal solo alega que Maclean almacenó y vendió los restos humanos en la tienda.
“Cabeza número 7”
Entre las distintas revelaciones que hizo la acusación, salió a la luz una sombría referencia a una factura de PayPal que le fue encontrada a uno de los acusados.
En esta, presuntamente, se podía leer que el producto en cuestión era la “cabeza número 7”, comprada por un valor de US$ 1.000.
¿Qué dicen los acusados?
Tras ser abordados por varios periodistas, luego de salir del tribunal federal de New Hampshire el miércoles pasado, tanto Cedric como Denise Lodge se negaron a responder cualquier tipo de pregunta.
De hecho, hasta el momento, ninguno de los cuatro acusados se ha pronunciado.
Sin embargo, todos han recibido cargos de conspiración y transporte interestatal de bienes robados y, de ser declarados culpables, cada uno se estaría enfrentando a una condena de hasta 15 años de prisión.
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En Ashcroft, Columbia Británica, un incendio forestal y un corte eléctrico fueron causados por un evento tan inesperado como curioso: un pez cayó del cielo y chocó contra una línea eléctrica, generando chispas que encendieron la vegetación seca.
Una águila pescadora soltó accidentalmente al pez mientras volaba, probablemente por agotamiento o por el tamaño de la presa. El pez impactó una línea de alta tensión, provocando chispas que iniciaron el fuego.
El río más cercano está a 3 km, descartando que el pez llegara por medios naturales.
Respuesta de emergencia
Se utilizaron 18.000 litros de agua para controlar el incendio.
No hubo heridos ni daños materiales significativos.
El suministro eléctrico fue restablecido rápidamente.
Contexto climático
La zona semiárida de Ashcroft es propensa a incendios durante el verano. Las autoridades usaron el caso como ejemplo de cómo factores inesperados pueden desencadenar emergencias.
A partir del 2 de septiembre de 2025, el Departamento de Estado de EE.UU. implementará nuevas reglas que eliminan la mayoría de las exenciones de entrevistas presenciales para visas no inmigrantes.
¿Qué cambia?
Entrevistas presenciales obligatorias para casi todos los solicitantes, incluidos menores de 14 años y mayores de 79.
Se elimina la política de exención vigente desde la pandemia.
Solo algunas categorías diplomáticas (A-1, A-2, G-1 a G-4, NATO, TECRO) y renovaciones específicas de visas B-1/B-2 podrán evitar la entrevista, bajo condiciones estrictas.
Requisitos para exención en renovaciones
Solicitud dentro de los 12 meses posteriores al vencimiento de la visa anterior.
Haber tenido mínimo 18 años al obtener la visa previa.
Solicitud desde el país de residencia o nacionalidad.
Sin historial de rechazos o factores de inelegibilidad.
La embajada puede exigir entrevista aunque se cumplan los requisitos.
Recomendaciones
Consultar el sitio web oficial de la embajada o consulado correspondiente.
Iniciar el trámite con anticipación, especialmente si se planea viajar en los próximos meses.
Prepararse para una mayor rigurosidad en los controles migratorios.