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Teletrabajo: empresas deberán pagar equipos, internet y consumo eléctrico de empleados

Para la aplicación de la norma, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo debe reglamentar la ley en un plazo máximo de 90 días.

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El último fin de semana, con 97 votos a favor, tres en contra y tres abstenciones, el Pleno del Congreso aprobó por insistencia la autógrafa observada por el Poder Ejecutivo que plantea una nueva Ley de Teletrabajo que hará que las empresas deban pagar los equipos y otros gastos de los trabajadores que laboran desde sus casas desde 2023.

La propuesta tiene como finalidad regular el teletrabajo tanto en las entidades de la administración pública, así como en las instituciones y empresas privadas. Se trata de la implementación de 28 artículos, en ocho capítulos; nueve Disposiciones Complementarias Finales y una disposición complementaria derogatoria.

Obligaciones de la empresa

Bajo la nueva norma, la empresa contratante deberá entregar “equipos y el servicio de acceso a Internet o asignar las compensaciones económicas por la provisión de estos al teletrabajador, además de la compensación del consumo de energía eléctrica”, a menos que las partes lleguen a otro acuerdo.

Además, el teletrabajador podrá pedir el cambio de su modalidad de contratación al trabajo presencial.

También se dispone que el empleador debe respetar la desconexión digital de sus trabajadores al menos 12 horas diarias.

La congresista Adriana Tudela (Avanza País), autora del proyecto, mencionó que durante más de 9 años se está luchando para tener una norma de trabajo que funcione, que dé resultado y que reemplace a la ley del año 2013.

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“Hasta el año 2019, sólo había logrado poco más de 2.000 personas pudieran acogerse a esta modalidad de trabajo. El país requiere una ley que otorgue seguridad jurídica, confianza y predictibilidad para los trabajadores y para los empleadores durante la pandemia”, mencionó.

Aplicación de la norma

Para que la norma comience a aplicarse, primero debe ser publicada en el diario El Peruano. Luego, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo debe reglamentar la ley en un plazo máximo de 90 días calendario desde su emisión.

Tras la publicación de la reglamentación, las empresas tendrán como máximo 60 días calendario para adecuar a sus trabajadores a la nueva ley y cumplir con la normativa.

Cabe indicar que la ley vigente del trabajo remoto se elaboró por la pandemia por el Covid-19 en marzo de 2020 a través del Decreto de Urgencia 026-2020 y daba flexibilidad al empleador pues no exigía financiar los equipos digitales y otros gastos de los empleados. Esta ley está vigente hasta diciembre del 2022.

Jorge Toyama, socio del estudio Vinatea y Toyama, señaló al diario El Comercio que si la nueva norma no se reglamenta hasta el 31 de diciembre hay dos opciones: “que se prorrogue el trabajo remoto por uno o dos meses, o que los empleados pasen a la antigua Ley de Teletrabajo mientras se regula la nueva. Todo hace indicar que pasaría lo primero”.

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El papa canonizó por primera vez a dos beatos de Venezuela: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles

La santificación, aprobada por el Francisco antes de su muerte, marca un momento clave para la fe católica en el país sudamericano, en medio de la grave crisis social y política que aqueja a la población

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La mañana del domingo en la plaza de San Pedro dejó una estampa diferente a la habitual solemnidad romana: una multitud vibrante, colorida y emocionada, con miles de banderas venezolanas ondeando bajo el sol. Era, sobre todo, una jornada de celebración venezolana, marcada por la canonización de dos figuras profundamente queridas: José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, y Carmen Rendiles, fundadora de una congregación religiosa y ejemplo de fortaleza.

En medio de cantos, rezos y lágrimas, la ceremonia oficializó un momento de comunión tanto para los que se congregaron en Roma como para los millones de venezolanos que, desde su país natal, siguieron el acontecimiento en medio de una severa crisis política y económica.

Cuando el papa León XIV pronunció en latín la solemne fórmula de canonización para inscribir en el libro de los santos los nombres de Hernández y Rendiles, la ovación cruzó el Atlántico. El eco del aplauso se expandió en plazas y calles de Caracas, donde cientos de fieles siguieron la transmisión en directo, muchos con imágenes de papeles y estampas del doctor-santo y otros encendiendo velas frente a altares improvisados. El júbilo no distinguía entre oficialistas y opositores: la canonización ofreció una de las pocas ocasiones de unidad para el país, distendiendo —al menos durante unas horas— la fuerte polarización política que define a la Venezuela contemporánea.

A la celebración acudieron cerca de 55.000 peregrinos, según informaron las autoridades locales. De ellos, miles ondeaban con orgullo el tricolor venezolano, y camisetas y gorras con el rostro de José Gregorio Hernández y la imagen de Carmen Rendiles resaltaban entre las delegaciones internacionales.

Entre los asistentes, un testimonio fue recogido por la prensa local: José Ramón Malave Contreras, venezolano que reside en Roma. “Mi mamá me puso mi nombre gracias a este santo venezolano porque según la creencia, yo iba a nacer muerto, así que mi mamá me puso su nombre por haberme salvado la vida. Para mí era imperdible este momento”, declaró emocionado.

La jornada en el Vaticano no fue exclusiva de los venezolanos. En esa misma ceremonia, el papa León XIV sumó a otros cinco santos: el arzobispo Ignacio Choukrallah Maloyan, mártir armenio asesinado durante el genocidio de inicios del siglo XX; Peter To Rot, laico de Papúa Nueva Guinea ejecutado en 1945; las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y Maria Troncatti; y el laico italiano Bartolo Longo. Pero la devoción popular venezolana marcó la jornada con un fervor y colorido raramente presentes en Roma.

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Investigan si los viajes espaciales debilitan el sistema inmunitario humano: las estrategias de prevención

Científicos evalúan los riesgos y proponen acciones para preservar la salud de los astronautas. Qué dicen los nuevos estudios

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La humanidad se encuentra en un momento sin precedentes. Los planes de visitar la Luna, establecer estaciones espaciales permanentes e incluso arribar a Marte en la próxima década, ya no pertenecen al reino de la ciencia ficción.

Sin embargo, junto con estas ambiciones extraordinarias surgen riesgos desconocidos y complejos para la salud humana, siendo el sistema inmunitario uno de los más vulnerables.

Para comprender mejor estos efectos, un equipo internacional liderado por el doctor Daniel Winer, del Buck Institute for Research on Aging, en colaboración con la NASA, la Agencia Espacial Europea y otras universidades, ha desarrollado un marco científico integral denominado astroinmunología.

Esta subdisciplina analiza cómo los factores estresantes del espacio alteran la fisiología inmunitaria y explora estrategias para proteger la salud de los astronautas en misiones de larga duración.

“El futuro de la humanidad implicará vivir en el espacio exterior o en mundos distantes para algunas personas. El objetivo principal de establecer esta subespecialidad emergente de la astroinmunología es desarrollar contramedidas para proteger la salud de quienes exploran la vida fuera de la Tierra”, señaló Winer.

El trabajo publicado en Nature Reviews Immunology no se limita a describir los problemas observados durante las misiones espaciales, sino que ofrece una comprensión mecanicista de cómo la microgravedad, la radiación cósmica, los cambios en los patrones de sueño y los factores de estrés fisiológico afectan la función inmunitaria.

Estos estudios aprovechan análisis multiómicos modernos, que incluyen perfiles transcriptómicos, proteómicos y metabolómicos, para delinear los mecanismos celulares y moleculares que explican la disminución de la eficacia del sistema inmunitario en el espacio.

Uno de los hallazgos más críticos es el impacto de la microgravedad en las células inmunitarias. En ausencia de la atracción gravitacional terrestre, los linfocitos T y las células NK presentan una proliferación, diferenciación y capacidad de respuesta reducidas. La desorganización del citoesqueleto altera la señalización y la comunicación intercelular, mientras que la disfunción mitocondrial incrementa la producción de especies reactivas de oxígeno (ERO), que dañan células y tejidos.

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