Las autoridades investigan cómo el objeto con tanto valor histórico terminó en el local Radjana Beach de la región búlgara de Varna
Un sorprendente hallazgo en la playa ha causado un revuelo en la comunidad arqueológica internacional. Un sarcófago romano de 1.700 años de antigüedad fue descubierto en un bar de la playa Radjana, enVarna, Bulgaria. Este descubrimiento ha generado gran interés tanto entre turistas como en la comunidad arqueológica. Descubierto inesperadamente por un ex policía que se encontraba de vacaciones, el descubrimiento ha llevado a las autoridades búlgaras a iniciar una investigación para desentrañar el origen y la historia de este enigmático artefacto.
El insólito hallazgo ocurrió cuando un ex agente de la ley, de vacaciones en San Constantino y Santa Elena, notó un antiguo ataúd de piedra en el bar Radjana Beach, según informó el Ministerio del Interior de Bulgaria en un comunicado de prensa el 24 de julio. El turista informó su hallazgo a las autoridades competentes.
Arqueólogos se desplazaron al sitio y pronto identificaron el objeto como un sarcófago romano. Las imágenes publicadas muestran el sarcófago decorado con guirnaldas, flores, uvas y varias cabezas de animales con cuernos, además de que su tapa original fue reemplazada por una superficie que no coincide con el resto de la estructura.
Imágenes de Google Maps muestran el sarcófago en uso como mesa desde 2020
El origen del sarcófago todavía es un enigma. Según los arqueólogos entrevistados por Dnevnik, su diseño no es típico de Varna y sugiere que el ataúd probablemente fue traído de otra parte de Bulgaria. “Cada objeto que tiene valor arqueológico, independientemente de dónde, cuándo y por quién fue encontrado, pertenece al estado”, comentó el arqueólogo Alexander Minchev a la Televisión Nacional de Bulgaria, citado por The Sofia Globe.
Imágenes en Google Maps de mayo de 2022 muestran a varias personas sentadas alrededor de una mesa que se asemeja al sarcófago romano en la playa Radjana. Más imágenes y vistas de la calle de 2021 y 2020 también muestran la estructura. Incluso un video promocional del bar en YouTube de 2020 muestra el sarcófago empleado como mesa.
El Ministerio del Interior de Bulgaria informó que el sarcófago de aproximadamente 90 centímetros de ancho, 2,4 metros de largo y 76 centímentro de alto fue trasladado al Museo Arqueológico de Varna. “El sarcófago está elaborado a partir de piedra caliza concha , característica del noroeste de Bulgaria”, confirmaron las autoridades.
La antigüedad del sarcófago es de aproximadamente 1.700 años según los arqueólogos
Al momento, sólo se ha informado el caso a un fiscal y se han iniciado procedimientos de investigación preliminares, aunque no se especificaron los cargos o los acusados.
El bar Radjana Beach, donde se encontró el sarcófago, no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios realizada por McClatchy News el 13 de agosto. La empresa propietaria del bar también se negó a comentar al medio búlgaro Dnevnik. Los arqueólogos confirmaron repetidamente a Dnevnik y Dunav Most que el sarcófago era auténtico, aunque se hubiera repintado en algún momento.
“Cada objeto que tiene valor arqueológico, independientemente de dónde, cuándo y quién lo encontró, pertenece al Estado. Es decir, la persona que lo encontró está obligada a entregarlo al museo más cercano. Es tarea de la policía, posiblemente de la fiscalía, investigar cómo acabó este sarcófago en Varna y en la playa. Eso es algo que deben hacer las autoridades pertinentes y debe hacerse, porque probablemente no sea un caso aislado”, afirmaron los arqueólogos.
Por ahora, sigue sin respuestas cómo un artefacto tan importante terminó en un bar de playa y se usó como una mesa durante cerca de cuatro años. El sarcófago, un testimonio silencioso de la historia romana, ha encontrado un nuevo refugio en el Museo Arqueológico de Varna, pero sus secretos esperan ser desvelados.
Enfoque Now es una plataforma digital dedicada a conectar e informar a la comunidad latina acerca de los acontecimientos que suceden a nivel local e internacional.
El papa canonizó por primera vez a dos beatos de Venezuela: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles
La santificación, aprobada por el Francisco antes de su muerte, marca un momento clave para la fe católica en el país sudamericano, en medio de la grave crisis social y política que aqueja a la población
La mañana del domingo en la plaza de San Pedro dejó una estampa diferente a la habitual solemnidad romana: una multitud vibrante, colorida y emocionada, con miles de banderas venezolanas ondeando bajo el sol. Era, sobre todo, una jornada de celebración venezolana, marcada por la canonización de dos figuras profundamente queridas: José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, y Carmen Rendiles, fundadora de una congregación religiosa y ejemplo de fortaleza.
En medio de cantos, rezos y lágrimas, la ceremonia oficializó un momento de comunión tanto para los que se congregaron en Roma como para los millones de venezolanos que, desde su país natal, siguieron el acontecimiento en medio de una severa crisis política y económica.
Cuando el papa León XIV pronunció en latín la solemne fórmula de canonización para inscribir en el libro de los santos los nombres de Hernández y Rendiles, la ovación cruzó el Atlántico. El eco del aplauso se expandió en plazas y calles de Caracas, donde cientos de fieles siguieron la transmisión en directo, muchos con imágenes de papeles y estampas del doctor-santo y otros encendiendo velas frente a altares improvisados. El júbilo no distinguía entre oficialistas y opositores: la canonización ofreció una de las pocas ocasiones de unidad para el país, distendiendo —al menos durante unas horas— la fuerte polarización política que define a la Venezuela contemporánea.
A la celebración acudieron cerca de 55.000 peregrinos, según informaron las autoridades locales. De ellos, miles ondeaban con orgullo el tricolor venezolano, y camisetas y gorras con el rostro de José Gregorio Hernández y la imagen de Carmen Rendiles resaltaban entre las delegaciones internacionales.
Entre los asistentes, un testimonio fue recogido por la prensa local: José Ramón Malave Contreras, venezolano que reside en Roma. “Mi mamá me puso mi nombre gracias a este santo venezolano porque según la creencia, yo iba a nacer muerto, así que mi mamá me puso su nombre por haberme salvado la vida. Para mí era imperdible este momento”, declaró emocionado.
La jornada en el Vaticano no fue exclusiva de los venezolanos. En esa misma ceremonia, el papa León XIV sumó a otros cinco santos: el arzobispo Ignacio Choukrallah Maloyan, mártir armenio asesinado durante el genocidio de inicios del siglo XX; Peter To Rot, laico de Papúa Nueva Guinea ejecutado en 1945; las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y Maria Troncatti; y el laico italiano Bartolo Longo. Pero la devoción popular venezolana marcó la jornada con un fervor y colorido raramente presentes en Roma.
La humanidad se encuentra en un momento sin precedentes. Los planes de visitar la Luna, establecer estaciones espaciales permanentes e incluso arribar a Marte en la próxima década, ya no pertenecen al reino de la ciencia ficción.
Sin embargo, junto con estas ambiciones extraordinarias surgen riesgos desconocidos y complejos para la salud humana, siendo el sistema inmunitario uno de los más vulnerables.
Para comprender mejor estos efectos, un equipo internacional liderado por el doctor Daniel Winer, del Buck Institute for Research on Aging, en colaboración con la NASA, la Agencia Espacial Europea y otras universidades, ha desarrollado un marco científico integral denominado astroinmunología.
Esta subdisciplina analiza cómo los factores estresantes del espacio alteran la fisiología inmunitaria y explora estrategias para proteger la salud de los astronautas en misiones de larga duración.
“El futuro de la humanidad implicará vivir en el espacio exterior o en mundos distantes para algunas personas. El objetivo principal de establecer esta subespecialidad emergente de la astroinmunología es desarrollar contramedidas para proteger la salud de quienes exploran la vida fuera de la Tierra”, señaló Winer.
El trabajo publicado en Nature Reviews Immunology no se limita a describir los problemas observados durante las misiones espaciales, sino que ofrece una comprensión mecanicista de cómo la microgravedad, la radiación cósmica, los cambios en los patrones de sueño y los factores de estrés fisiológico afectan la función inmunitaria.
Estos estudios aprovechan análisis multiómicos modernos, que incluyen perfiles transcriptómicos, proteómicos y metabolómicos, para delinear los mecanismos celulares y moleculares que explican la disminución de la eficacia del sistema inmunitario en el espacio.
Uno de los hallazgos más críticos es el impacto de la microgravedad en las células inmunitarias. En ausencia de la atracción gravitacional terrestre, los linfocitos T y las células NK presentan una proliferación, diferenciación y capacidad de respuesta reducidas. La desorganización del citoesqueleto altera la señalización y la comunicación intercelular, mientras que la disfunción mitocondrial incrementa la producción de especies reactivas de oxígeno (ERO), que dañan células y tejidos.