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¿Estación satelital o espionaje?: cómo es la más misteriosa base rusa en América Latina

Fue inaugurada hace cinco años en Nicaragua “para combatir el narcotráfico” pero no se conoce operación antidroga alguna en la que haya participado

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Desde 2013 a la fecha, Rusia ha instalado fuera de sus fronteras nueve estaciones satelitales terrestres, conocidas como Glonass (Sistema Global de Navegación por Satélite, por sus siglas en ruso). La última fue instalada en Nicaragua hace cinco años y se vuelve a hablar de ella cuando el mundo hace inventario de los recursos que tiene Rusia ante una posible guerra global.

Glonass es el equivalente ruso al Global Positioning System (GPS) y fue creado en 1982. Al igual que el GPS, el sistema ruso nació por interés militar en el contexto de la guerra fría, es alimentado por satélites y permite determinar la posición y la velocidad de los receptores de sus señales. Rusia tiene cuatro estaciones terrestres en Brasil, tres en la Antártida, una en Sudáfrica y una en Nicaragua. La primera estación fuera de Rusia se instaló en Brasilia, en 2013, bajo la presidencia de Dilma Rousseff.

El 6 de abril de 2017 se inauguró la estación terrestre rusa Glonass en Nicaragua, en un evento en el que asistieron una veintena de invitados y fue presidido por Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, e Igor Komarov, director general de Roscosmos, la agencia espacial rusa y promotora del proyecto.

El edificio con sus enormes antenas parabólicas fue levantado a la orilla de la laguna de Nejapa, una majestuosa formación cratérica de Managua, frente a las instalaciones de la embajada de Estados Unidos en Nicaragua. Todo el trabajo de instalación estuvo a cargo de personal ruso y su acceso está restringido. Un muro de hormigón coronado con alambre espinoso cierra el paso.

“El acuerdo es que nosotros cedemos el espacio aéreo para que pasen los satélites, van a pasar cinco satélites rusos, de 25 que vienen detrás para que no haya descubierto nunca un minuto de Nicaragua de observación satelital, pero para servicios sociales y desastres naturales, porque es un satélite de poca altura, no son los de telecomunicaciones”, señaló en abril de 2016, Orlando Castillo, director entonces del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor).

Un año más tarde, durante su inauguración, Castillo afirmó que “el sistema Glonass contribuirá también en el combate al narcotráfico y el crimen organizado que desempeña el gobierno a través de la Policía Nacional y el Ejército de Nicaragua”.

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Rosario Murillo, vocera del gobierno, atribuyó al sistema satelital capacidades “para fortalecer los trabajos de atención y prevención de desastres; contar con información meteorológica más precisa; apoyar en proyecciones y previsiones para siembras y cosechas; apoyar a todo el sector agropecuario nicaragüense; y también fortalecer la información sobre análisis de suelo para aprovecharlos mejor y para contar con registros sísmicos más eficaces”.

La agencia noticiosa rusa Sputnik afirmó que los planes de Roscosmos es instalar agencias terrenales además en Kazajstán, Bielorrusia, Armenia, China, India, Vietnam, Cuba, España, Argentina, Indonesia, Ecuador, Venezuela, México y Suiza.

“En un momento en que Rusia ha declarado su interés en tener de nuevo instalaciones militares en el Caribe, la apertura de una estación rusa en el área de Managua ha levantado algunas sospechas. Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha abierto cuatro estaciones en Brasil, gestionadas con transparencia y fácil acceso; en cambio, la que ha construido en Nicaragua se ve rodeada de secretismo. Lo poco que se sabe sobre la estación nicaragüense, extrañamente mayor que las otras, contrasta con lo abiertamente que pueden recabarse datos sobre las brasileñas”, escribió Jakub Hodek, en un artículo publicado por la Universidad de Navarra, España.

“El nivel de transparencia que rodeó la construcción y luego ha imperado en la gestión de las estaciones en Brasil, definitivamente no es el mismo aplicado a la abierta en Managua, la capital de Nicaragua. Hay varias informaciones que siembran dudas en relación al verdadero uso de la estación. Para empezar, no hay información sobre el costo de las instalaciones o sobre la especialización del personal. El hecho de que se haya puesto a corta distancia de la Embajada de Estados Unidos ha dado pie a conjeturas sobre su uso para escuchas y espionaje”, añade.

La estación terrena en Nicaragua fue bautizada como Chaika, el seudónimo de Valentina Tereshkova, la primera mujer que voló al espacio. Su construcción estuvo a cargo de militares rusos que ingresaron al país con el pretexto de instruir al Ejército de Nicaragua en el uso de los tanques T-72 comprados a Rusia en 2016.

El mayor en retiro Roberto Samcam es directo sobre la función de la estación Glonass en Nicaragua: “Está obviamente dirigida al espionaje y la vigilancia”.

Dice que hay antenas dirigidas hacia la embajada de Estados Unidos en Nicaragua “para monitorear las llamadas de la embajada” y la estación es parte “de toda la vigilancia electrónica y telefónica que se realiza desde Telcor”.

Su presencia a tres mil kilómetros de Washington despertó también la suspicacia estadounidense.

“Tres décadas después de que esta pequeña nación centroamericana se convirtiera en el premio de una batalla de la Guerra Fría con Washington, Rusia vuelve a plantar su bandera en Nicaragua. En los últimos dos años, el gobierno ruso ha fortalecido su asociación de seguridad aquí, vendiendo tanques y armas, enviando tropas y construyendo instalaciones destinadas a entrenar a las fuerzas centroamericanas para combatir el narcotráfico”, expuso Joshua Partlow, columnista del Washington Post.

“Los analistas de seguridad ven los movimientos militares en América Central como una posible respuesta al aumento de la presencia militar estadounidense en Europa del Este, lo que demuestra que Rusia también puede pavonearse en el patio trasero de Estados Unidos”, dice.

Para la experta en seguridad, Elvira Cuadra, la presencia militar rusa en Nicaragua se ve desde Estados Unidos como “una provocación”, aunque no se considere por ahora de alto riesgo “porque para eso se necesitaría otro nivel de influencia en Centroamérica”.

“El interés estratégico de Moscú en relación a Nicaragua, siempre ha sido, desde los años 80, poner un pie en Centroamérica y desde ahí expandir su capacidad de influencia”, dice la investigadora nicaragüense.

La estación Glonass es parte de un paquete ruso que también comprende la entrega de armamento y un centro de entrenamiento policial instalado en Las Colinas, Managua. Tanto Cuadra como Samcam dicen desconocer operativo alguno contra el narcotráfico en el que se haya utilizado información o tecnología rusa.

“En el 2013, Daniel Ortega saca a la DEA y a la misión militar norteamericana de Nicaragua y comienza a trabajar con la FSB (Servicio General de Contra inteligencia ruso), la agencia antidrogas de la Federación rusa, pero ellos no tienen ninguna experiencia en el combate al narcotráfico en el hemisferio occidental, su experiencia es el combate a la droga que entra por Asia”, explica Samcam.

Las incautaciones de drogas en Nicaragua comenzaron a descender y aumentar las realizadas en los países del norte. “Lo que hicieron los gringos era esperar la droga en Honduras y el 2014-215 desmantelaron 66 pistas de aterrizaje clandestinas en la mosquitia hondureña”, dice. “Es falso que el sistema Glonass ayuda a combatir el narcotráfico. No se conoce una sola operación en la que hayan participado los rusos o que la estación satelital sirvió para tal cosa”.

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El papa canonizó por primera vez a dos beatos de Venezuela: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles

La santificación, aprobada por el Francisco antes de su muerte, marca un momento clave para la fe católica en el país sudamericano, en medio de la grave crisis social y política que aqueja a la población

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La mañana del domingo en la plaza de San Pedro dejó una estampa diferente a la habitual solemnidad romana: una multitud vibrante, colorida y emocionada, con miles de banderas venezolanas ondeando bajo el sol. Era, sobre todo, una jornada de celebración venezolana, marcada por la canonización de dos figuras profundamente queridas: José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, y Carmen Rendiles, fundadora de una congregación religiosa y ejemplo de fortaleza.

En medio de cantos, rezos y lágrimas, la ceremonia oficializó un momento de comunión tanto para los que se congregaron en Roma como para los millones de venezolanos que, desde su país natal, siguieron el acontecimiento en medio de una severa crisis política y económica.

Cuando el papa León XIV pronunció en latín la solemne fórmula de canonización para inscribir en el libro de los santos los nombres de Hernández y Rendiles, la ovación cruzó el Atlántico. El eco del aplauso se expandió en plazas y calles de Caracas, donde cientos de fieles siguieron la transmisión en directo, muchos con imágenes de papeles y estampas del doctor-santo y otros encendiendo velas frente a altares improvisados. El júbilo no distinguía entre oficialistas y opositores: la canonización ofreció una de las pocas ocasiones de unidad para el país, distendiendo —al menos durante unas horas— la fuerte polarización política que define a la Venezuela contemporánea.

A la celebración acudieron cerca de 55.000 peregrinos, según informaron las autoridades locales. De ellos, miles ondeaban con orgullo el tricolor venezolano, y camisetas y gorras con el rostro de José Gregorio Hernández y la imagen de Carmen Rendiles resaltaban entre las delegaciones internacionales.

Entre los asistentes, un testimonio fue recogido por la prensa local: José Ramón Malave Contreras, venezolano que reside en Roma. “Mi mamá me puso mi nombre gracias a este santo venezolano porque según la creencia, yo iba a nacer muerto, así que mi mamá me puso su nombre por haberme salvado la vida. Para mí era imperdible este momento”, declaró emocionado.

La jornada en el Vaticano no fue exclusiva de los venezolanos. En esa misma ceremonia, el papa León XIV sumó a otros cinco santos: el arzobispo Ignacio Choukrallah Maloyan, mártir armenio asesinado durante el genocidio de inicios del siglo XX; Peter To Rot, laico de Papúa Nueva Guinea ejecutado en 1945; las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y Maria Troncatti; y el laico italiano Bartolo Longo. Pero la devoción popular venezolana marcó la jornada con un fervor y colorido raramente presentes en Roma.

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Investigan si los viajes espaciales debilitan el sistema inmunitario humano: las estrategias de prevención

Científicos evalúan los riesgos y proponen acciones para preservar la salud de los astronautas. Qué dicen los nuevos estudios

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La humanidad se encuentra en un momento sin precedentes. Los planes de visitar la Luna, establecer estaciones espaciales permanentes e incluso arribar a Marte en la próxima década, ya no pertenecen al reino de la ciencia ficción.

Sin embargo, junto con estas ambiciones extraordinarias surgen riesgos desconocidos y complejos para la salud humana, siendo el sistema inmunitario uno de los más vulnerables.

Para comprender mejor estos efectos, un equipo internacional liderado por el doctor Daniel Winer, del Buck Institute for Research on Aging, en colaboración con la NASA, la Agencia Espacial Europea y otras universidades, ha desarrollado un marco científico integral denominado astroinmunología.

Esta subdisciplina analiza cómo los factores estresantes del espacio alteran la fisiología inmunitaria y explora estrategias para proteger la salud de los astronautas en misiones de larga duración.

“El futuro de la humanidad implicará vivir en el espacio exterior o en mundos distantes para algunas personas. El objetivo principal de establecer esta subespecialidad emergente de la astroinmunología es desarrollar contramedidas para proteger la salud de quienes exploran la vida fuera de la Tierra”, señaló Winer.

El trabajo publicado en Nature Reviews Immunology no se limita a describir los problemas observados durante las misiones espaciales, sino que ofrece una comprensión mecanicista de cómo la microgravedad, la radiación cósmica, los cambios en los patrones de sueño y los factores de estrés fisiológico afectan la función inmunitaria.

Estos estudios aprovechan análisis multiómicos modernos, que incluyen perfiles transcriptómicos, proteómicos y metabolómicos, para delinear los mecanismos celulares y moleculares que explican la disminución de la eficacia del sistema inmunitario en el espacio.

Uno de los hallazgos más críticos es el impacto de la microgravedad en las células inmunitarias. En ausencia de la atracción gravitacional terrestre, los linfocitos T y las células NK presentan una proliferación, diferenciación y capacidad de respuesta reducidas. La desorganización del citoesqueleto altera la señalización y la comunicación intercelular, mientras que la disfunción mitocondrial incrementa la producción de especies reactivas de oxígeno (ERO), que dañan células y tejidos.

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