A ocho décadas de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, los sobrevivientes —los hibakusha— siguen alzando la voz por un mundo sin armas nucleares.
En medio de ceremonias conmemorativas, el debate sobre la proliferación nuclear se intensifica como nunca antes.

Los hibakusha comparten su testimonio en seminarios, redes y medios, narrando el dolor indescriptible de las explosiones.
El Comité Noruego del Nobel reconoció su labor como “una forma de pensar lo impensable”.
Un mundo más tenso
- Según Foreign Policy, la amenaza nuclear está en su punto más alto desde 1970.
- China incrementa su arsenal con 100 ojivas nuevas por año.
- Corea del Norte se consolida como potencia nuclear, mientras India y Pakistán intensifican su rivalidad.
- Japón revisa su dependencia del “paraguas nuclear” de EE.UU. ante la incertidumbre geopolítica.
Japón y el dilema nuclear
El debate sobre desarrollar armas nucleares propias ya no es tabú.
Aunque el 61% de los japoneses se opone, surgen fisuras en la opinión pública.
Romper los tres principios no nucleares (no poseer, no producir, no permitir ingreso) implicaría un giro histórico.

Europa y el resto del mundo
- Francia y Reino Unido coordinan arsenales para proteger a Europa.
- Japón y Corea del Sur dependen de EE.UU., pero sin alternativas claras.
- Más de una docena de países han renunciado a sus programas nucleares, demostrando que el desarme es posible.
“Debemos seguir encontrando esperanza en esta situación tan difícil.”
— Hirotsugu Terasaki, Soka Gakkai
El legado de Hiroshima y Nagasaki no solo recuerda el horror, sino que plantea una pregunta urgente:
¿Puede el mundo liberarse de las armas nucleares antes de que sea demasiado tarde?