El Principado de Mónaco, enclavado en la Riviera Francesa, enfrenta una situación tan exclusiva como paradójica: ya no tiene espacio para más millonarios.

Con apenas 2 km² de superficie y una población de 38.000 personas, este diminuto estado se ha convertido en el lugar con mayor concentración de riqueza por metro cuadrado del mundo, donde más del 30% de los residentes son millonarios.
El atractivo de Mónaco no se limita a su glamour, casinos o eventos como el Gran Premio de Fórmula 1. Su verdadero imán es su sistema fiscal único: desde 1869 no cobra impuesto sobre la renta a personas físicas, ni grava herencias o inversiones. Esta política, impulsada por el príncipe Carlos III con los ingresos del Casino de Montecarlo, transformó al país en un refugio fiscal para las grandes fortunas europeas.

Sin embargo, el éxito ha traído consigo un problema inusual: la falta total de espacio habitable. Las laderas están saturadas de edificios en altura, y los precios inmobiliarios se han disparado. En algunos casos, un millón de dólares apenas alcanza para comprar 17 metros cuadrados. Además, la llegada masiva de turistas en temporada alta agrava la presión sobre la infraestructura y los servicios.

A pesar de su pertenencia al espacio Schengen y el uso del euro, Mónaco no forma parte de la Unión Europea, lo que le permite mantener su autonomía fiscal. Esta combinación de estabilidad política, seguridad, clima mediterráneo y beneficios tributarios ha convertido al Principado en un destino codiciado… pero ahora, literalmente, sin lugar para nuevos residentes.