Parecía una historia escrita para el Tottenham. Con goles de Micky Van de Ven y Cristian “Cuti” Romero, los Spurs tenían la Supercopa de Europa en el bolsillo. El marcador 0-2, a poco más de diez minutos del final, parecía sentenciar la noche en el Bluenergy Stadium de Italia.
Pero el fútbol, y en especial el París Saint-Germain, tienen esa costumbre de darle un giro inesperado al guion. En apenas nueve minutos, el equipo de Luis Enrique, que había tenido un partido flojo, encontró en sus individualidades la chispa para cambiarlo todo: Lee Kang-in y Gonçalo Ramos desataron la locura al empatar 2-2 y forzar los penales.
En la tanda, Lucas Chevalier, cuestionado por su actuación en el tiempo reglamentario, se transformó en el héroe de la noche al detener el disparo de Van de Ven. El fallo de Mathys Tel parecía devolverle el suspenso a la definición, pero los errores rivales terminaron dándole al PSG la victoria 4-3 desde los doce pasos.
¡PSG Campeón de la Supercopa de Europa! Un título ganado a puro carácter, cuando todo indicaba que la copa viajaba a Londres.