Tras casi 22 meses de guerra, Gaza enfrenta una crisis humanitaria extrema. Aunque Israel permitió una pausa parcial en los bombardeos, la ayuda que logra ingresar es insuficiente y se ve envuelta en escenas de violencia, saqueos y desesperación.
Obstáculos para la distribución de ayuda
Bloqueo total de ayuda humanitaria entre marzo y mayo por parte de Israel.
Obstáculos burocráticos: permisos denegados, rutas peligrosas y cambios de último minuto en los planes de carga.
Bandas criminales saquean depósitos y atacan convoyes, desviando alimentos para revenderlos a precios exorbitantes.
Violencia en puntos de distribución: multitudes hambrientas se enfrentan con cuchillos por sacos de harina.
Testimonios desgarradores
“El hambre ha llevado a la gente a enfrentarse entre sí. Se pelean con cuchillos”, relata Amir Zaqot.
“Una rueda de camión casi me aplasta la cabeza”, cuenta otro sobreviviente en Zikim.
En Rafah, los disparos indiscriminados provocaron estampidas con muertos y heridos.
Vacío de poder y manipulación
La policía de Gaza, antes encargada de proteger convoyes, ha desaparecido del panorama.
Se sospecha que Israel apoya a bandas criminales para debilitar a Hamas, permitiendo saqueos cerca del paso fronterizo de Kerem Shalom.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por EE.UU. e Israel, tiene solo cuatro puntos de distribución para más de dos millones de habitantes, calificados como “trampas mortales” por la ONU.