La noche del domingo 7 de septiembre, un apagón masivo dejó sin electricidad a cinco provincias del este de Cuba: Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
El corte se originó por el disparo de una línea de alta tensión de 220 kilovoltios, lo que provocó la desconexión total del sistema eléctrico regional.
Una crisis que se agrava
Algunas zonas solo cuentan con tres horas diarias de electricidad, lo que obliga a reorganizar la vida doméstica en función de esos breves lapsos.
La falta de gas y el alto precio del carbón complican aún más la situación de los hogares vulnerables.
En Santiago de Cuba, muchos ni siquiera notaron el apagón inicial porque ya estaban sin luz desde antes.
Infraestructura colapsada
Cuba depende de ocho termoeléctricas obsoletas y grupos electrógenos que requieren combustibles fósiles escasos.
De 20 unidades termoeléctricas, 7 están fuera de servicio por fallas o mantenimiento.
34 centrales de generación distribuida están paralizadas por falta de diésel y fueloil.
¿Solución solar?
El régimen ha instalado 28 parques fotovoltaicos (de los 52 previstos), financiados principalmente por China.
Sin embargo, no logran compensar el déficit: el lunes, la demanda nacional fue de 3.750 MW, frente a una capacidad de solo 1.930 MW, generando un déficit de 1.960 MW nocturnos.